Aunque cuando la condición pueda mejorar, se trata de trastornos crónicos.
Las
enfermedades inflamatorias intestinales (EII), como la
enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, son condiciones que producen daño en el intestino. De causa desconocida, han aumentado su incidencia en las últimas décadas y, al ser crónicas y afectar a personas jóvenes, pueden generar mucho compromiso nutricional y psicológico, no sólo en los que la sufren, sino también en las familias.
El doctor,
gastroenterólogo Patricio Ibáñez de Clínica Las Condes y jefe del Programa de Enfermedades Inflamatorias Intestinales indica que es importante que, una vez iniciado el tratamiento, se establezcan claramente sus objetivos. “Si no somos capaces de explicar los objetivos del tratamiento puede ser que te sientas mejor con el tiempo y dejes el tratamiento y la enfermedad se reactive”, indica el especialista.
El primer objetivo siempre es que el paciente deje de sangrar y tratar los síntomas de las enfermedades inflamatorias intestinales como: la
diarrea, decaimiento, dolor abdominal, entre otros. Luego, tratar y curar el daño en la
mucosa intestinal, lo que se constata a través de la
colonoscopía, y demostrar, con una biopsia que todo está sano.
“Cuando uno lo logra, la enfermedad está en remisión, después tiene que ver que se mantenga sin reactivaciones”, sostiene. Parar el tratamiento apenas el paciente se sienta mejor, al final, puede hacer que la enfermedad vuelva y haya que empezar todo otra vez.
El doctor
Jaime Lubascher, gastroenterólogo de Clínica Las Condes , también parte del programa de EII, dice que la historia natural de la enfermedad es a recaer, y no hay que tener miedo a tratarse, pues tampoco es un tratamiento lleno de restricciones. “No queremos eso, queremos tratarlos, mejorarlos, que hagan su vida normal.
Las restricciones son pocas y se pueden conversar caso a caso”, dice.
Una restricción fundamental, eso sí, es dejar el tabaco, enfatiza el doctor Ibáñez. “El consumo de tabaco está relacionado con estas enfermedades. Es un factor claramente identificado: fumar aumenta el riesgo de
enfermedad de Crohn y disminuye la eficacia de los tratamientos médicos. Es mejor no fumar”, dice.