Es importante reforzar que la hepatitis se puede prevenir. ¿En qué consiste y cómo hacer un diagnóstico oportuno para el tratamiento de esta enfermedad?
La
hepatitis es una inflamación aguda o crónica del hígado,
producida mayoritariamente por un virus, pero también puede aparecer por otros factores como
consumo de alcohol, algunos medicamentos y enfermedades autoinmunes o hereditarias. Si no se controla a tiempo, puede causar graves problemas de salud.
Por eso, es importante mantener ciertas
medidas de prevención para evitar el contagio, así como saber
identificar los síntomas para consultar a tiempo con un especialista. Sin embargo, el mayor problema es que muchas veces esta enfermedad puede ser asintomática y sólo ser detectada como un hallazgo durante algún examen de sangre por otro motivo, lo que puede retardar su diagnóstico.
“La mayoría de las hepatitis virales son agudas, es decir, no duran más de seis meses, se curan sin secuelas y desaparecen con los tratamientos adecuados; sin embargo, existen también los casos en que se pueden transformar en una enfermedad crónica”, comenta la
doctora Leyla Nazal,
gastroenteróloga de Clínica Las Condes.
Síntomas de la hepatitis
Algunas de las señales que pueden hacer sospechar la presencia de hepatitis son:
- Dolor abdominal bajo las costillas en el lado derecho.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Ictericia: coloración amarilla de la piel y ojos.
- Deposiciones blancuzcas y orina oscura.
- Cabe mencionar que, además, es necesario confirmarlo con exámenes de sangre para detectar alteraciones en las transaminasas y la bilirrubina.
Diagnóstico de la hepatitis
Cuando ya existe seguridad en el diagnóstico, es fundamental identificar los síntomas que pueden hacer sospechar una mala evolución o riesgo de gravedad, tales como
confusión o letargo, lentitud al hablar o aparición de equimosis, que son manchas tipo moretones en la piel.
Existen cinco tipos de hepatitis (A, B, C, D, E) y en nuestro país las más comunes son las tres primeras.
Hepatitis A
Es una infección aguda producida por el virus de la
hepatitis A que se contagia principalmente a través de la
ingesta de agua o alimentos contaminados. Se puede prevenir si se mantiene la higiene y se evita comer o beber productos que pudieran estar infectados, además de la vacunación.
Desde el año 2018, en nuestro país, todos
los menores de 2 años reciben la vacuna contra esta enfermedad como medida preventiva.
Afortunadamente, en la mayoría de los casos la infección por hepatitis A se mejora sin un tratamiento específico y sin producir daño en el hígado.
Hepatitis B
La
hepatitis B es un virus que se transmite por
contacto directo con la sangre de una persona infectada (agujas o perforaciones en la piel),
relaciones sexuales o de una
madre a su hijo durante el embarazo o al momento del parto.
Es una enfermedad que en algunos caso puede volverse crónica y producir un daño progresivo en el hígado. De hecho, alrededor del 15% al 25% de las personas con hepatitis B crónica presentan problemas hepáticos graves, incluyendo daño al hígado, cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado.
Desde el año pasado, el Ministerio de Salud incorporó la vacuna contra el virus de la hepatitis B dentro del calendario de vacunación de los recién nacidos como una importante medida de prevención, ya que entre más joven se contraiga la enfermedad, mayor es la probabilidad de que se convierta en crónica.
Hepatitis C
Se transmite a través del
contacto directo con la sangre o fluidos corporales infectados. A diferencia de las anteriores, con frecuencia evoluciona de manera crónica. Se caracteriza por ser una enfermedad asintomática durante muchos años, por lo que su diagnóstico tardío puede producir un daño progresivo en el hígado pudiendo llegar a una cirrosis hepática o cáncer hepático.
Además, es una de las causas más frecuentes de
trasplante hepático en nuestro país.
Actualmente se cuenta con un tratamiento antiviral efectivo para dicha enfermedad, con curación de más del 99 % de los casos, por lo que su identificación precoz permite resolver la enfermedad y evitar complicaciones.
Prevención y control de la Hepatitis A:
Lavado de manos con agua y jabón, en las siguientes situaciones:
- Antes de preparar o consumir alimentos.
- Después de ir al baño.
- Después de cambiar pañales.
- Después de tener relaciones sexuales.
- Adquirir o consumir alimentos solo en locales comerciales autorizados por la autoridad sanitaria.
- Limpieza diaria de artefactos del baño con agua y cloro.
- Consumir carnes, pescados y mariscos bien cocidos.
- Lavar muy bien frutas y verduras, especialmente si se comen crudas.
- Consumir solo agua potable. Si no es posible, hervirla durante 1 minuto antes de consumir.
Medidas para prevenir el contagio de la Hepatitis B y C
- No compartir jeringas.
- Realizar tatuajes en lugares autorizados.
- Uso de preservativos.
- Vacunación en el caso de la hepatitis B.
Fuente: Minsal
Cuidados durante la enfermedad
- Realizar reposo.
- Evitar comidas crudas o medicamentos que puedan llevar a un mayor deterioro del hígado o sobreinfección con otro germen.
- Ser cuidadosos con quienes están alrededor, enfatizando el lavado de manos y teniendo precauciones de contacto.
- Es importante recomendar la vacunación de personas que viven juntas en caso de hepatitis A y B.
¿Quién debe hacerse pruebas de Hepatitis C?
Las pruebas de Hepatitis C se recomiendan para determinados grupos, incluyendo personas que:
- Actualmente se inyectan drogas.
- Se inyectaron drogas en el pasado, incluso si solo fue una vez o si ocurrió hace muchos años.
- Están infectadas con el VIH.
- Tienen pruebas hepáticas con resultados anormales o una enfermedad del hígado.
- Recibieron donación de sangre o de órganos antes de 1992.
- Han estado expuestas a sangre en su trabajo a través de un pinchazo de aguja o se han cortado con un objeto afilado.
- Reciben tratamiento de hemodiálisis.
- Mayores de 45 años.
Fuente: Minsal