Detección precoz de la enfermedad, oportunidad de tratamiento y medidas de prevención están entre los factores, pero aún es un problema que abordar.
En los últimos 15 años, la mortalidad por
cáncer cérvicouterino en Chile ha bajado 42%, es decir, si en el año 2000, 683 mujeres murieron por esa causa, para el 2014, 539 lo hicieron.
¿Qué gatilló la diferencia? El doctor
Eliecer Pincheira, gineco-oncólogo de Clínica Las Condes, explica que la respuesta se basa en tres pilares de prevención:
la prevención secundaria o detección precoz de la enfermedad y acceso a programas de screening o tamizaje; la
prevención terciaria o la oportunidad y calidad del tratamiento, y la
prevención primaria para evitar la aparición de la enfermedad, como la vacuna contra el virus papiloma (VPH).
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La reducción del número de mujeres con cáncer cérvicouterino es un reflejo, principalmente de la adecuada cobertura del PAP. Aun así, en Chile la cobertura está bajo lo ideal y el cáncer cérvicouterino continúa siendo un problema de salud pública, sobre todo si consideramos que afecta a mujeres que son madres, están laboralmente activas o con deseos de fertilidad futura (entre los 30 y 50 años)”, señala el especialista.
Actualmente se disponen de nuevas herramientas, indica, siendo la más destacable un test que permite detectar los genotipos del VPH de alto riesgo (VPH 16,18, 45, 31 y 33 entre los más importantes), lo que permite controlar a ese subgrupo de pacientes.
El programa nacional para acceder a tratamiento, que se inicia a partir del 2005 (GES-AUGE), enfocado principalmente en el tratamiento de lesiones pre invasoras (NIE o LIE) y un adecuado y oportuno tratamiento de las lesiones invasoras (cáncer), también han ayudado a bajar la mortalidad, así como el fomento de hábitos de vida saludable (deporte, alimentación balanceada, sin tabaco), educación y la implementación de la vacunación a nivel nacional a partir del 2014.
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La vacunación tiene una real importancia y hoy es tema de actualidad nacional”, enfatiza el gineco-oncólogo.