Hace unas semanas, un futbolista perdió temporalmente la memoria tras un golpe. Expertos advierten de más deportes en los que hay riesgo.
El daño cerebral por encefalopatía traumática crónica (CTE) se ha asociado a los
golpes en jugadores de fútbol americano y boxeadores, sin embargo, ahora los
futbolistas también podrían entrar en la lista. Un estudio realizado por el University College de Londres y publicado en febrero, detectó que los futbolistas profesionales son proclives a padecer
enfermedades cerebrales, tras su análisis a 14 futbolistas retirados cuya autopsia detectó la CTE.
Aunque la FIFA declaró que no hay evidencia sobre el efecto negativo de golpear un balón de fútbol con la cabeza, pues los resultados de las pruebas a las que han sido sometidos los jugadores “
no son concluyentes”, insistió, el golpe de una pelota contra la cabeza sí puede tener consecuencias incluso a corto plazo.
Hace unas semanas el futbolista nacional
Valber Huerta recibió un pelotazo en la frente que, si bien, en un principio, no tuvo secuelas, más tarde le hizo perder la
memoria temporalmente. No recuerda nada del partido, pese a que jugó más de media hora. Se habla de un episodio de amnesia anterógrada.
¿Qué pasa en el cerebro con un golpe fuerte? El doctor
Mario Campero, neurólogo de Clínica Las Condes, explica que el cerebro se mueve en relación al cráneo. “Cuando recibe el golpe, la parte más baja del cerebro se mueve y es ahí donde están las estructuras que permiten que el cerebro se apague”, dice. Agrega que, con un golpe de tal magnitud, siempre se “apaga el switch”, aunque lo que varía es la rapidez con que el cerebro vuelve en sí.
Si bien el golpe que recibió Huerta no lo dejó tumbado, “un golpe en la frente acelera y desacelera todo el cerebro y, por el contragolpe, pasa a llevar el área de la memoria”, sostiene el especialista.
Además del fútbol y boxeo, también hay que poner atención a los golpes en deportes de contacto como el karate, kung fu, taekwondo y judo, entre otras disciplinas, en que los participantes se dirigen deliberadamente a la cara de su compañero con golpes y patadas.
La Academia Americana de Pediatría advirtió del riesgo al que se exponen niños y adolescentes al practicar artes marciales de contacto, pese al uso de equipos de resguardo, por lo que hay que cuidar la energía con que se dan los golpes.