La recomendación general es consumir 2 litros de agua al día; sin embargo, esta recomendación puede ser variable según la edad, la cantidad de actividad física que se realiza, el nivel de sudoración de cada persona o la temperatura a la que estemos expuestos.
Nuestro cuerpo está compuesto por un 66% de agua, por lo que
mantenernos hidratados es vital para nuestro funcionamiento. Sin embargo, pese a que poseemos diversos mecanismos para regular y controlarla, perdemos líquido constantemente en funciones básicas como orinar, sudar o, incluso, respirar.
¿Qué pasa en verano cuando los termómetros de muchas regiones del país superan los 25°? ¿Cómo es posible mantener hidratado nuestro organismo con las altas temperaturas y la exposición al sol de esta época?
La
doctora María José Mackenna, nutrióloga de clínica Las Condes entrega una serie de recomendaciones para conservar nuestro cuerpo con los niveles adecuados de agua que necesita.
Consejos diarios
En primer lugar, la especialista explica que es importante que prioricemos el agua como nuestra principal fuente de hidratación versus las
bebidas azucaradas.
1. Empieza el día con un vaso de agua, te ayudará a reponer las pérdidas de líquido producidas durante la noche.
2. Hidratarse en forma constante durante el día. Tener una botella de agua siempre a la mano que puedes ir rellenando e ir tomando en forma constante y en pequeñas cantidades a lo largo del día.
3. Ingiere alimentos ricos en agua como frutas y verduras. Son parte de una dieta sana, por lo que además de favorecer tu hidratación ayudarán a cuidar tu estado de salud en general.
4. No esperes a tener sed para beber agua. La sed es un signo de deshidratación, por lo tanto, ¡adelántate!
5. Cuida el consumo de exceso de alcohol y bebidas de fantasía. Prefiere agua y si vas a tomar alcohol, procura hidratarte previamente con agua, al igual que durante y después.
Retención de líquidos: ¿cómo prevenirla?
Parece contradictorio, pero este trastorno, conocido también como
edema, es una acumulación de
líquido intersticial, es decir, un exceso de líquidos que se queda atrapado en los tejidos.
La especialista comenta que a pesar que sus causas son variadas, se puede deber a
problemas circulatorios, insuficiencia cardíaca, enfermedades renales o hepáticas que habrá que descartar.
Dentro de las medidas generales para prevenirla, aconseja:
Descansar bien en la noche.
Tener una adecuada hidratación en base a agua.
“Si esto no es suficiente, pueden usarse medias compresivas para ayudar a aumentar el retorno venoso en caso de ser necesario”, puntualiza.
Además, la doctora enfatiza en que el uso de diuréticos no es necesario para la
retención de líquidos en verano. Advierte que, en caso de utilizarse, nunca deben ser automedicados, sino que siempre deben tener indicación médica precisa, ya que su mal uso puede conducir a bajas de
presión arterial o
desórdenes hidroelectrolíticos que pueden poner en riesgo la salud.
Por último, la nutrióloga recuerda que la sed, en ocasiones, puede mal entenderse con sensación de hambre, por lo que es importante hidratarnos para evitar esta confusión de nuestro organismo, que puede llevarnos a comer en exceso.