En redes sociales se han divulgado una serie de mitos referente a la curación del cáncer a través de alimentos. ¿Qué relación tienen en su desarrollo o cura?
En la actualidad se han efectuado numerosos estudios sobre la
relación entre la alimentación y el cáncer, ya que siempre urge encontrar nuevas herramientas de apoyo en el tratamiento y cura de esta enfermedad.
“Lo único que está científicamente probado es que, por ejemplo, la
baja de peso es un factor determinante en el momento de hablar de pronóstico y de aplicar los diferentes tratamientos planificados”, explica la
doctora Claudia Villagrán, nutrióloga del Centro de Nutrición y Cirugía Bariátrica de Clínica Las Condes
Muchas personas quieren saber cómo pueden ayudar a su cuerpo a
luchar contra el cáncer mediante la alimentación, o tomando vitaminas o suplementos. Sin embargo, no existen estudios que prueben que ninguna
dieta especial, alimento, vitaminas, mineral, suplemento dietético o combinación de los anteriores puedan enlentecer, curar o prevenir la reaparición del cáncer.
“De hecho algunos de estos productos pueden causar otros problemas, como la modificación de la acción del tratamiento o una alteración en la respuesta a él”, agrega la doctora Villagrán, quien también es parte del equipo del
Instituto del Cáncer.
El
cáncer y sus tratamientos pueden alterar el olfato, gusto o apetito, lo cual hace que el paciente muchas veces rechace la alimentación, así como también puede provocar dificultades para tragar o para absorber los nutrientes. “Esto puede generar mal nutrición, por la cual el paciente se sentirá débil, decaído, tendrá las defensas disminuidas, o tendrá menos tolerancia al tratamiento”, dice la nutrióloga.
"Una adecuada alimentación, con la cantidad necesaria de proteínas y de calorías es importante para lograr una buena cicatrización, defensas contra las infecciones y tener energía vital para combatir el cáncer"
— Doctora Claudia Villagrán
Comer equilibrado es la clave
En general, se debe
comer equilibrado entre los distintos grupos de nutrientes (Carbohidratos, Proteínas y Lípidos) privilegiando una alimentación fresca, diversa, rica en vegetales y frutas, incluyendo lácteos descremados, huevos y pescado, con consumo moderado de carnes rojas, y evitando los subproductos procesados (salado, curado, fermentado, ahumado) limitándolos a un máximo de 50 gr diarios.
El
azúcar debe consumirse en cantidad apropiada, sin olvidar que también viene en las frutas, bajo la forma de fructosa, y en las masas. “Muchas veces no es necesario adicionar más azúcar refinada a nuestra dieta, porque esto redundará en un aumento de peso, el que de llegar a obesidad se convertirá en un factor más de riesgo para el cáncer”, agrega la especialista.
La
terapia nutricional se usa para ayudar a los pacientes oncológicos a mantener un peso saludable, conservar la fuerza, los diferentes tejidos del cuerpo saludable y para disminuir los efectos colaterales que se puedan presentar durante o después del tratamiento. Es muy importante consultar con el médico tratante o con un especialista para recibir las indicaciones nutricionales adecuadas para cada persona en particular y en cada etapa de su enfermedad.