El 2 de junio es el Día Mundial por la Acción de los TCA, enfermedad silenciosa que está directamente relacionada con la ingesta de comida y a la que hay que estar alertas para tratarlas.
Los
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se caracterizan por tener una determinación muy marcada por el peso y la figura corporal de la persona.
- Anorexia nerviosa
- Bulimia nerviosa
- Trastorno por Atracón
Los pacientes que presentan este tipo de trastornos suelen tener conductas para mantener el peso en los rangos que consideran como “ideal” sin cuidar la salud, es decir, tienen comportamientos que pueden ser
perjudiciales para la salud con el objetivo de lograr el peso anhelado o la imagen corporal que buscan.
“Hay factores de personalidad que son predisponentes al trastorno, como por ejemplo el
perfeccionismo, la
obsesión con querer bajar de peso y la
baja autoestima. En estos casos, la mala alimentación exacerba estos rasgos y mantiene el ciclo de enfermedad”, explica la
doctora María Ignacia Burr, psicóloga de Clínica Las Condes.
¿Qué síntomas o conductas presentan las personas que sufren TCA?
Los cercanos a personas que están sufriendo esta patología deben estar muy atentos al tipo de conducta que presentan estos pacientes. Es necesario consultar cuando:
- Cuando la persona no quiere sentarse a la mesa a comer
- Cuando come se pone mal genio
- Evita comer dando explicaciones de cualquier tipo
- Sufren cambios de peso significativos
- Tiene una relación con la comida anormal: hostil, conflictiva, la evita, etc.
- Cambios significativos en el ánimo
- Aislamiento social
Tratamientos
Estos trastornos son muy específicos, idealmente se requiere de un tratamiento multidisciplinario con un equipo especializado que cuente con
psicólogos,
psiquiatras y
nutriólogos que sean especialistas en
Trastornos de la Conducta Alimentaria.
“Esta patología abarca distintas áreas y no se desarrolla por la voluntad de la persona, acá hay una genética que es la base. El psiquiatra va intervenir en la biología de la enfermedad, va estabilizar los síntomas, el bajo ánimo, los síntomas ansiosos; y ayudará a la psicóloga y a la nutrióloga para que puedan hacer su trabajo”, explica la doctora Burr.
Por su parte, los psicólogos ayudan a los pacientes a mejorar sus hábitos alimenticios y a manejar mejor sus emociones, ya que éstas están asociadas al desorden alimentario. De igual manera, la nutrióloga tiene un trabajo muy importante y es ayudar al paciente en las consecuencias que produce una mala nutrición.
“Hay muchas personas que tienden a normalizar esta enfermedad. La comida es una necesidad fisiológica básica que todo ser humano necesita. Es una enfermedad que tiene tratamiento, lo importante es primero reconocer la enfermedad y pedir ayuda si corresponde”, señala la especialista.