Cada 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que busca concientizar sobre este problema de salud mental que abarca mucho más que solo la relación con la comida.
Vivimos en una sociedad en donde constantemente nos sugieren que debemos tener una cierta imagen corporal para ajustarnos a ideales de belleza, que son muchas veces inalcanzables. Esta presión por encajar con estos cánones junto a otros factores puede gatillar trastornos que afectan la
salud mental y física, como lo son los
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Se estima que entre un 5,5 y 17,9 % de las mujeres jóvenes han desarrollado algún tipo de estos trastornos mientras que un 0,6 al 2,4 % de los hombres jóvenes han presentado un
TCA al principio de la edad adulta.
Los
TCA son problemas que afectan los comportamientos alimentarios de una persona, así como la actitud con respecto a la comida y su aspecto físico. “Los
trastornos alimentarios son
enfermedades de salud mental. Las causas son multifactoriales pero el núcleo central del TCA es cuando la
autoestima y la sensación de valía está en la imagen y los pensamientos se centran en la figura, el peso y cómo
controlarlo, con un miedo muy alto a engordar”, explica
Marcela Gallegos, psicóloga de Cínica Las Condes.
Hay distintos trastornos de la conducta alimentaria, que se dividen en:
- Anorexia nerviosa: se puede identificar por pacientes con un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada de la figura corporal. Además, quienes la padecen, limitan en exceso la ingesta de calorías o utilizan otros métodos para bajar de peso; por ejemplo, con ejercicios intensivos o en demasía, consumo de laxantes o suplementos dietéticos y en algunos casos, vómitos luego de comer.
- Trastorno por atracón: son momentos de ansiedad o atracones a la hora de comer, que implica comer en un corto periodo de tiempo gran cantidad de comida, más de lo que comería una persona, con sensación de pérdida de control porque no puede parar de comer y lo hace hasta sentirse muy satisfecho, en donde se generan sentimientos de vergüenza y culpa.
- Bulimia: episodios repetidos de ingesta de grandes cantidades de comida de forma rápida, seguidos por intentos de compensar el exceso de alimentos consumidos. Por lo general, la persona puede provocarse el vómito o tomar laxantes.
Factores de riesgo
Todas las personas pueden desarrollar un
trastorno alimentario, independiente de su sexo, estrato social o cultural, aunque hay una mayor prevalencia en mujeres. Por lo general, los
TCA suelen aparecer en la
adolescencia. Sin embargo, cada vez se están presentando casos o síntomas a menor edad, como lo señala la psicóloga: “la edad de mayor riesgo es en la adolescencia o preadolescencia por los
cambios corporales, en donde hay mayor preocupación por el peso y la imagen, pero estas preocupaciones están apareciendo a más temprana edad. Lo que se veía antes, un cuadro de trastorno alimentario empezaba aproximadamente a los 14 años, ahora está apareciendo a los 9 años e incluso se ha visto que a los 7 años las niñas ya presentan insatisfacción corporal, que es uno de los primeros factores que pueden gatillarlos”.
Por esta razón, debemos conocer los factores de riesgo que inciden en su desarrollo:
- Realización de dietas desde temprana edad (puede ser impuestas en la casa o también realizadas en el colegio).
- Insatisfacción con la imagen corporal.
¿A qué señales debemos estar atentos?
Detectar los síntomas de manera temprana es fundamental para obtener un diagnóstico y tratamiento oportuno, debido a que muchas veces estas
enfermedades de
salud mental tardan años en detectarse ya que los pacientes las viven en secreto, por vergüenza o por el estigma sobre ellas.
Las principales señales de alerta son:
- Miedo intenso a subir de peso.
- Cambios notorios en la imagen (bajas o subidas de peso muy abruptas).
- No compartir en la mesa a la hora de comer.
- Tendencia a esconder comida.
- Pasar mucho tiempo en el baño, sobre todo después de comer.
- Aislamiento.
- Bajo ánimo.
- Evitar situaciones sociales como salir a comer o celebraciones, con tal de no exponerse a la comida.
Diagnóstico y tratamiento
Si identificamos estos síntomas se debe acudir al especialista para abordar este
trastorno de forma
multidisciplinaria, en donde el primer objetivo es lograr la mejora sintomática, es decir, salir de una desnutrición o dejar la
restricción alimentaria extrema, manejar los síntomas de los atracones y de las conductas para compensar. Posteriormente, se deben aprender habilidades para manejar las emociones, la
angustia y mejorar la autoestima no solo en lo físico, sino también en el valor como persona para que finalmente el paciente recupere el funcionamiento de su vida.