Seis consejos para comenzar a controlar tus emociones
27 de diciembre, 2016
·Bienestar Psicológico
Tomar conciencia de las emociones y verbalizar lo que sientes, ayuda.
Seguramente te ha pasado que de pronto frente a una situación que te causa
rabia o enojo, tu cara se enrojece, aumenta tu temperatura y tus músculos se contraen casi en forma automática. O que frente a una alegría, tu cara se ilumina y surja una sonrisa y sensación de bienestar.
Esto ocurre porque ante diferentes estímulos, todos los seres humanos reaccionamos con emociones que afectan desde el punto de vista psicológico y fisiológico. Lo importante es que
más allá de considerar una emoción como buena o mala, tenemos que aprender a gestionarlas o controlarlas.
Daniela Toro, psicóloga de Clínica Las Condes, explica que “las emociones pueden resultar agradables o desagradables pero nunca son positivas o negativas. Sentir
rabia o nostalgia no es malo, aunque muchas emociones pueden hacernos sentir incómodos”, señala la especialista.
Todas las emociones humanas, surgen de un contexto. Por lo tanto, una forma de gestionarlas bien es saber interpretar qué es realmente amenazante y qué no. “Parte de las emociones se manifiestan de acuerdo a cómo pensamos y nos comportamos. Decidir cómo se reacciona, si bien o mal, marca una diferencia en el estado emocional”, insiste la psicóloga.
Pero atención, que
controlar o gestionar las emociones no es ignorarlas. “Controlar o gestionar las emociones se refiere a tener conciencia acerca de ellas, realizar adecuadas interpretaciones y poder expresarlas adecuadamente. Las emociones sólo se vuelven destructivas cuando las rechazamos o cuando nos aferramos a ellas”, señala la especialista.
¿Quieres tener una buena gestión de tus emociones? Entonces pon atención a las siguientes recomendaciones:
- Toma conciencia sobre tus emociones y sentimientos. Identifícalas.
- Verbaliza las emociones. Cuando hablamos acerca de lo que sentimos y nos sucede, y logramos etiquetar la emoción, produce un efecto de calma.
- Siempre piensa antes de actuar impulsivamente.
- Cambia tu postura corporal. Por ejemplo, relaja la musculatura y cambia tu expresión facial. Esto produce un cambio fisiológico.
- Concéntrate en tu respiración. El “mindfulness” también puede ayudar. Estabiliza tu atención, identifica emociones en actitud de neutralidad. Sin juzgarlas, toma de conciencia de ellas.
- Pregúntate ¿qué aprendizaje me dejó esa emoción?