La causa más frecuente es un crecimiento anormal de las amígdalas, y/o de las adenoides, cuyo tratamiento es la cirugía.
Hasta el 12% de los niños
ronca frecuentemente, una situación que puede ser causada por algún grado de impedimento u
obstrucción al paso del aire por su vía aérea alta (de la cavidad nasal a la tráquea), durante la inspiración, explica el doctor
Selim Abara, broncopulmonar de Clínica Las Condes.
“La causa más frecuente es el crecimiento anormal de las amígdalas y/o adenoides, aunque existen otras causas menos frecuentes, como obesidad, síndrome de Down y otras enfermedades genéticas, trastornos cráneofaciales y pacientes con enfermedades neuromusculares que afectan el tono y la fuerza muscular”, agrega el especialista.
Los
síntomas nocturnos más frecuentes, asociados a una obstrucción respiratoria durante el sueño, son el
ronquido, un sueño inquieto, exceso de sudoración, posiciones extrañas para dormir, pesadillas, sonambulismo, enuresis (orinarse dormido más allá de los 5 años) y apneas observadas por los padres, explica el doctor Abara.
Mientras que los síntomas diurnos incluyen la conducta hiperactiva, somnolencia diurna, cefalea matinal, problemas de concentración, comportamiento agresivo, entre otros. Cuando el
niño ronca más de 3 veces a la semana, y especialmente si se acompaña de síntomas nocturnos o diurnos, es necesario consultar al médico.
De acuerdo al doctor, los niños que roncan frecuentemente tienen menor rendimiento escolar, mayores problemas psicológicos, menores habilidades sociales y peor calidad de vida. “En casos más graves van surgiendo problemas a mediano y largo plazo, como hipertensión arterial, hipertensión pulmonar, daño cardiovascular, resistencia a la insulina y otros problemas metabólicos”, agrega.
Para tratarlo, se suele recurrir a la
cirugía de amígdalas y adenoides, sin embargo, en grupos especiales de pacientes, existen otros tratamientos, como fármacos que pueden reducir parcialmente el tamaño de amígdalas y/o adenoides, bajar de peso cuando se requiera, el uso de aparatos que proporcionan una presión positiva en la vía aérea para evitar el colapso de la misma (CPAP) y tratamientos máxilo-faciales que aumentan el espacio en la vía aérea, entre otros. “Según el tipo de paciente el tratamiento puede ser diferente. De allí la importancia de un diagnóstico preciso”, enfatiza el especialista.