Conoce más de esta enfermedad autoinmune que tiene mayor prevalencia en mujeres en edad fértil.
Cada 12 de octubre se conmemora el Día Internacional de la
artritis reumatoide que tiene como objetivo concientizar sobre esta patología para poder
reconocer los síntomas y obtener un
diagnóstico precoz, impulsando tratamientos que mejoren la calidad de vida de las personas que la padecen.
La
artritis reumatoide es una
enfermedad autoinmune, es decir, es una afección en la que el sistema inmunitario ataca erróneamente al cuerpo. “Uno de los síntomas más predominantes es la
inflamación y no el dolor articular, a pesar de que mucha gente consulta por esto. Hay que aprender a diferenciarlo, ya que es una enfermedad que afecta a las
articulaciones menores y mayores, observándose un mayor volumen (hinchazón),
cambios de coloración en la piel y de
temperatura. La persona puede notarlo, a veces no pueden empuñar las manos o no pueden doblar los codos. Poco a poco verá que sus actividades diarias se ven imposibilitadas y en forma progresiva los limitará perdiendo su funcionalidad física y años productivos de trabajo; ocasionando licencias médicas, invalidez anticipada y postración en algunos casos”, explica la
Dra. Ángela Rivera, reumatóloga de CLC.
Las complicaciones ocurren si se trata forma tardía. Por esto, cuando es diagnosticada tempranamente, es preferible partir con una terapia más “agresiva” y luego ir disminuyendo la intensidad. La idea es
detener la inflamación y así darle una mejor calidad de vida al paciente.
“Es importante dejar en claro que el
tratamiento farmacológico es fundamental ya que, cuando hay personas que desean hacer terapias alternativas, les va mal porque esta es una
enfermedad autoinmune y no se trata sólo del manejo del dolor, porque para eso hay otras disciplinas y formas de llevarlo. Aquí existe una inflamación y mientras no sea controlada no habrá mejoría en ningún aspecto”, señala la especialista.
El
tratamiento se basa en fármacos que son
inmunosupresores, hay gran variedad y entre esos están los corticoides que se utilizan al inicio de una terapia para llegar adecuadamente al manejo de los inmunosupresores.
“El seguimiento de un paciente al inicio es más frecuente; se controla para ver la respuesta y porque hay efectos adversos. Primero se recomienda control cada dos a tres meses, luego, cada seis. Pero, aunque estén estables las consultas no pueden ser menos de dos al año, ya que como mencioné antes se deben vigilar los efectos adversos que tienen los medicamentos”, agrega la reumatóloga.
Con una
alimentación saludable, manteniendo la
actividad física para no perder la funcionalidad y el tratamiento de remedios, la persona debería mantenerse muy bien incluso disminuye la mortalidad por la patología.
Finalmente, la doctora agrega “quienes tienen artritis reumatoide no abandonen su tratamiento. La causa más común de fallecimiento en quienes no se tratan es por enfermedades cardiovasculares, ya que la inflamación se vuelve sistémica. Y para quienes sospechan de ella, consulten lo más pronto posible para poder partir con su terapia”.