Infiltración de columna lumbar: lo que deberías saber
26 de marzo, 2018
·Tratamiento y Recuperación
Procedimiento puede ser utilizado para diagnóstico y tratamiento.
Una
infiltración de columna lumbar, punción para inyectar una mezcla de anestesia y corticoides al sitio sospechoso, puede tener fines diagnósticos o terapéuticos.
Según explica el doctor
Juan Pablo Otto, traumatólogo de Clínica Las Condes, como procedimientos diagnósticos resultan muy útiles para localizar un sitio preciso de origen de dolor y son complementarios a la evaluación clínica y las
imágenes.
“Como procedimientos terapéuticos, se usan habitualmente para proporcionar alivio rápido del dolor desde su foco de origen y con frecuencia se aplican como una medida que intenta evitar la necesidad de realizar una cirugía o un procedimiento mayor”, indica el especialista del
Centro de Columna.
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¿Qué es la infiltración lumbar?
Hay diferentes tipos de infiltraciones, pero la mayoría utiliza una aguja de punción para inyectar una mezcla de anestesia y corticoides al sitio sospechoso. El anestésico local proporciona alivio rápido y el corticoide desinflama por un período prolongado. Esta modalidad de procedimientos percutáneos se conoce como "
bloqueos" y según el sitio al que se dirigen, reciben el apellido de
facetarios,
epidurales,
radiculares selectivos o
transforaminales.
“Depende de si uno está utilizándolo como un método diagnóstico o terapéutico. En el primer caso, el alivio del dolor durará sólo horas, mientras que en el segundo caso dependerá de la patología que estamos tratando y de los cuidados que tenga el paciente posterior a la realización del procedimiento. Como método terapéutico habitualmente se realiza una sola vez, pero en ocasiones se puede repetir un par de veces al año”, sostiene el especialista.
Los
bloqueos o infiltraciones son muy seguros, pues se realizan guiados por un equipo de radiología que le permite al cirujano dirigir su aguja con precisión. “También contribuye a la seguridad el que se realicen bajo sedación y el hecho de que son realizados en un pabellón quirúrgico preparado para cualquier contingencia”, dice el especialista.
Los riesgos más frecuentes son hipotensión (caída de la presión arterial) transitoria y hematomas del sitio de punción. “Si este es el caso, el anestesista rara vez tiene dificultades en normalizar la presión arterial y un hematoma del sitio de punción suele controlarse rápidamente y es absolutamente excepcional el tener que drenar el hematoma”, explica.