La cuarentena, el aislamiento social, la incertidumbre ante la presencia de una emergencia sanitaria y todo el grado de estrés psicológico que esta situación conlleva, puede afectar el funcionamiento de nuestro sistema defensivo o inmune.
La
doctora Carolina Díaz, inmunóloga de Clínica Las Condes, explica que el
estrés psicológico sí trae consecuencias para nuestro organismo, por lo que es relevante estar alerta y tomar medidas. Asegura que situaciones de tensión como la que estamos viviendo a consecuencia de la pandemia por
coronavirus, pueden incrementar o disminuir la respuesta inmune dependiendo de la duración de este estado (agudo o crónico respectivamente).
Detalla que el
estrés psicológico agudo conduce a un incremento en la respuesta de hipersensibilidad retardada, actividad de las
células natural killer (NK) y linfocitos CD8+, ambas con una función primordial en las
infecciones virales y micóticas. “Todo es parte de un mecanismo adaptativo que incluye un conjunto de reacciones inespecíficas que ocurren ante la exposición a situaciones amenazantes, entre las que se encuentran la liberación de
adrenalina, noradrenalina y cortisol con el fin de proveer energía para hacer frente a las demandas externas”, dice.
Por otra parte, se ha demostrado que
el estrés psicológico crónico disminuye
las células B (que son aquellas que producen
anticuerpos), el número y funcionalidad de los
linfocitos, así como la actividad de las células NK.
La especialista refuerza que, por lo anterior, sobre todo en el caso de pacientes que ya se encuentran
inmunosuprimidos por condiciones médicas basales, es vital la vacunación contra la
influenza; esto además del
aislamiento social estricto,
lavado frecuente de manos, respetar la cuarentena, evitar salir de casa, más aún a lugares concurridos y las otras medidas recomendadas por médicos y autoridad sanitaria.
¿Qué recomendaciones se pueden dar para canalizar esa ansiedad o estrés y evitar así comprometer nuestro sistema inmune?
En este sentido, la doctora enfatiza en que no existe receta única para mejorar el funcionamiento de nuestro sistema inmune, pero que podemos adoptar algunas medidas que pueden ayudar:
- La mantención de hábitos de vida saludables.
- Una alimentación balanceada.
- Un descanso adecuado.
- Realizar actividad física.
- Cualquier hobby que nos permita canalizar y liberar el estrés.
- Ojalá comenzar/mantener la práctica de la meditación.
¿El estrés está relacionado con la aparición de alergias?
Se suele asociar la afectación del sistema inmune por estrés a la aparición de alergias. En este sentido, la inmunóloga aclara que en ningún caso eso está demostrado, pero que sí existen estudios que relacionan el sistema inmune con el sistema nervioso; de modo que podría ser que el estrés crónico pudiera afectar al control de la alergia en personas predispuestas a ellas. Por ejemplo, el estrés es un gatillante para la reactivación principalmente de patologías cutáneas como la
dermatitis atópica. La
urticaria crónica también se puedes exacerbar, pero esta no tiene una base alérgica.
Asimismo, el encierro puede aumentar los síntomas respiratorios en personas alérgicas si la exposición al gatillante se ve aumentada, lo que se observa en pacientes sensibilizados a
epitelios de mascotas o ácaros del polvo principalmente.