Algunos fármacos como los glucocorticoides pueden afectar tus niveles de azúcar y causar descompensación.
Como parte del tratamiento de
enfermedades reumatológicas, oncológicas y en pacientes trasplantados, se indican algunos medicamentos como los glucocorticoides por su efecto
antiinflamatorio e inmunosupresor.
“En estas enfermedades su utilidad es indiscutible pero pueden tener efectos secundarios los que se pueden prevenir o tratar adecuadamente”, dice la
doctora Verónica Araya, diabetóloga y endocrinóloga de Clínica Las Condes.
Entre estos efectos secundarios están la hipertensión, osteoporosis y la
diabetes. En general, señala la especialista, “la aparición de éstos depende de la dosis del corticoide utilizada y del tiempo que dure el tratamiento”. Cuando no se puede discontinuar la terapia, el médico tratante deberá solicitar los
exámenes necesarios para identificar precozmente estas complicaciones e implementar las medidas de prevención, insiste la doctora Araya.
Los
glucocorticoides son derivados sintéticos de la hormona cortisol, pero son varias veces más potentes. De manera natural, esta hormona es producida por la glándula suprarrenal y su función es defender al organismo en situaciones de estrés. Para ello, libera más glucosa buscando obtener más energía y suprime las funciones que no son indispensables para la vida.
“En condiciones fisiológicas esta respuesta es autorregulada. Pero cuando existe un exceso de corticoide por sobre los niveles fisiológicos, puede
aumentar la glucosa sanguínea llegando a niveles de diabetes, incluso en personas con glicemias previamente normales. En personas con diabetes, este aumento puede descompensarlas severamente”, señala la doctora Araya.
La clave está en monitorear permanentemente los niveles de azúcar en la sangre (glicemia) unas dos veces a la semana y en el caso de los pacientes que ya son diabéticos, realizar la medición capilar de glicemia todos los días. Ante cualquier variación se debe consultar con el
médico diabetólogo para que se tomen las medidas necesarias.
¿Qué hacer?
“Como en la mayoría de los casos, no se puede discontinuar la terapia con glucocorticoides, el médico tratante deberá solicitar los exámenes necesarios para identificar precozmente estas complicaciones e implementar las medidas de prevención”, explica la doctora Araya.
En segundo lugar, es necesario mantener una dieta libre de azúcares refinados y restringida en hidratos de carbono.
Tercero: realizar una glicemia al inicio de la terapia y luego en forma periódica, idealmente controlarse con monitor
de glicemia capilar 1 a 2 veces por semana. “Si la glicemia sube por sobre 126 mg/dl en ayunas o sobre 140 durante el día, se debe consultar al diabetólogo para establecer una terapia antidiabética con fármacos mientras dure el tratamiento con los glucocorticoides. Terminada ésta, la diabetes se revierte”, dice la especialista.
Entre los pacientes que eran diabéticos antes del tratamiento, los controles de glicemia se deben realizar todos los días. Además, debe estar en permanente contacto con su diabetólogo para adecuar el tratamiento dependiendo del nivel que alcancen las glicemias.
“En muchos casos, es necesario iniciar tratamiento con insulina para compensar la hiperglicemia. El inicio de
insulina no debe retardarse ya que la hiperglicemia mantenida puede favorecer el riesgo de infecciones”, indica la doctora Araya.
También, en los casos en que la terapia vaya a ser prolongada, se debe realizar una densitometría ósea, medición del nivel de vitamina D y suplementar con calcio y vitamina D para prevenir la pérdida de masa ósea la que, en pacientes diabéticos puede estar previamente disminuida.