Medicamentos y terapia psicológica son parte de las herramientas.
Dentro de los
trastornos del sueño, además de los ronquidos y la apnea del sueño, existen otras trastornos neurológicos que afectan el sueño y con ello la calidad de vida de las personas que los sufren.
Entre
estos trastornos neurológicos no respiratorios se cuenta el
insomnio, hipersomnia diurna, el síndrome de piernas inquietas, narcolepsia, terrores nocturnos, pesadillas.
Dependiendo de la gravedad de cada uno y cuánto afecte al paciente, en algunos casos se puede indicar
terapia farmacológica específica, a corto o largo plazo, según sea el caso, pero siempre supervisada por un especialista. Este tipo de terapia permitirá controlar el problema de sueño y
recuperar el buen dormir de la persona.
En general, no se recomienda el uso de fármacos por períodos prolongados de tiempo y menos la automedicación.
También existen las terapias no farmacológicas que juegan un rol importante en el tratamiento de estos trastornos. Dentro de estas herramientas destaca la terapia cognitivo conductual del sueño que constituye una de las medidas de elección para las personas que padecen de insomnio o de un sueño no reparador de tipo crónico.
Es una terapia psicológica específica, acotada a un número determinado de sesiones (ocho habitualmente), cuyo objetivo es reeducar el reloj biológico para que la persona sea capaz de volver a dormir.
Otras alternativas terapéuticas para trastornos respiratorios del sueño, como el ronquido y la
apnea obstructiva del sueño (SAHOS) son la disminución del peso, la terapia postural y los equipos de presión positiva o CPAP.
Disminuir el peso corporal es el tratamiento esencial de la apnea del sueño. Una disminución de peso significativa podría curar una enfermedad leve a moderada y en el caso de enfermedad grave, disminuye su intensidad y favorece el uso de otras medidas terapéuticas.
Otros pacientes muestran cambios significativos en la intensidad de las apneas si cambian de posición de espalda a de lado. La
terapia postural utiliza almohadas, pelotas de tenis puestas en la espalda para evitar esta posición y disminuir el ronquido y las apneas.
Los
equipos de presión positiva o CPAP permiten presión positiva continua en la vía aérea y constituye el tratamiento de elección en pacientes con apnea moderada a severa sintomático. Estos equipos funcionan a través de la generación de aire a presión, formando una cámara neumática a nivel de la faringe, evitando su colapso, eliminando el ronquido y las apneas. Esta presión se entrega a través de una máscara adaptada a la nariz y fijada por un arnés. Es indispensable el seguimiento y control por médicos entrenados que permitan acompañar al paciente desde el inicio, asegurar la efectividad y control de síntomas.