Los problemas para dormir se han hecho aún más recurrentes en este último tiempo de pandemia. Sin embargo, hay que conocer los riesgos de automedicarse con fármacos que pueden tener graves consecuencias para la salud.
El sueño reparador es vital para nuestro organismo y para nuestra salud. Tanto así, que si no dormimos simplemente fallecemos. Así lo asegura la doctora
Andrea Contreras, neuróloga del
Centro del Sueño de Clínica Las Condes.
Esto se explica porque el
sueño reparador cumple numerosas funciones como:
- Consolidar la memoria y el aprendizaje de todas las actividades realizadas durante el día.
- Realizar una “limpieza nocturna”, eliminando todos los productos de desecho de la neurona. Algo fundamental, ya que, si esto no se produce, se relaciona con un mayor riesgo de demencias tipo Alzheimer, entre otros.
- Regular el metabolismo de numerosas hormonas como la del crecimiento, las que regulan el apetito y las que controlan la glicemia, entre otras.
- Reparar y ahorrar energía para el adecuado funcionamiento durante el día.
El problema, dice la especialista, es que “con las exigencias de la sociedad actual, donde estamos en un constante estado de
hipervigilia y conectados prácticamente las 24 horas del día con nuestro entorno familiar, personal, laboral o académico, además de las noticias desalentadoras que habitualmente debemos enfrentar, el resultado es que muchas veces no logramos alcanzar la relajación física y mental suficientes para obtener el ansiado descanso”.
Añade que, en esta búsqueda por lograr un descanso realmente reparador, el riesgo está en caer en soluciones aparentemente mágicas como el
uso de algún tipo de fármaco que, sin prescripción ni control médico, puede terminar siendo muy perjudicial para la salud.
Asimismo, afirma que el tratamiento farmacológico es siempre de última elección. Si no han funcionado las medidas de
higiene de sueño, lo ideal sería continuar con una terapia psicológica especializada llamada
Terapia Cognitiva-Conductual para el
Insomnio. Terapia consiste en sesiones acotadas que ayudan a reprogramar el cerebro y el reloj biológico para que aprenda nuevamente a dormir.
“Solamente se podría considerar la opción de usar fármacos si, además del insomnio, se presenta un cuadro de ansiedad generalizada u otro trastorno del ámbito emocional cuya causa esté bien identificada. Sin embargo, esto debe hacerse por un tiempo lo más breve posible y con constante supervisión médica”, indica.
Por eso, afirma, consultar y realizar una correcta historia clínica de cada paciente es fundamental, ya que permitirá descartar otros problemas asociados y recomendar el mejor tratamiento según las causas que generan el mal dormir.
Efectos de las pastillas para dormir
Son varios los problemas que pueden producir este tipo de fármacos en el organismo:
“En general, los
hipnóticos y
ansiolíticos del tipo benzodiacepinas, además de desarrollar tolerancia y adicción al medicamento, alteran la calidad del sueño; es decir, a pesar de que logran hacer dormir toda la noche, bloquean los sueños profundos, especialmente el sueño REM, el cual es fundamental para nuestro descanso y para la reparación de funciones intelectuales como la memoria, la atención y la concentración”, explica la doctora Contreras.
La neuróloga advierte también que
estos fármacos generan tolerancia, por lo que, con el paso de los días, la misma dosis ya no hace efecto y es necesario aumentarla progresivamente produciendo riesgo de dependencia. Esto se traduce en la incapacidad absoluta de dormir si no se utilizan medicamentos, desarrollando además una
conducta ansiosa y desesperada por conseguir el fármaco.
Otro problema con los medicamentos para dormir es que pueden producir
conductas automáticas nocturnas como levantarse por la noche para comer, pasear por la casa o comprar online, sin recordarlo posteriormente y con el grave riesgo de producir caídas o traumas.
Por último, agrega que, si se bloquean los sueños profundos, además de amanecer cansada o no recuperada, la persona comienza a presentar un deterioro en su rendimiento diurno relativo a lo intelectual,
disminuyendo su atención y su concentración y sintiendo menor energía y mayor cansancio.
Medicamentos naturales
Estos productos pueden ser usados tomando en cuenta la edad de cada paciente, ya que es muy distinto si se trata de un niño o un adulto. “Lo importante es ingerirlos en la dosis y horario adecuados, ya que de eso dependerá el efecto de muchos de ellos. Es importante saber que el resultado no es inmediato y que, dependiendo de cada caso, requiere de algunos días o semanas para lograr el objetivo”, dice la doctora Contreras.
En el caso de la melatonina, explica que es muy recomendable en adultos ya que, además de los efectos reguladores de sueño, posee una serie de otros beneficios para la salud como regular la respuesta inmune y poseer importantes funciones antioxidantes y protectoras de la memoria, entre otras.
¿Cómo lograr un sueño reparador?
- Mantener un horario regular para dormir y para levantarse, al menos 5 días a la semana.
- Evitar las siestas diurnas y en las horas previas a dormir.
- Evitar el uso de tecnología (celular, televisión, computador) una hora antes de dormir y reemplazarlo por una rutina tranquila y placentera como lectura liviana, ejercicios de meditación u otros.
- El dormitorio debe ser el “santuario” del descanso, evitando usarlo como oficina o centro de operaciones. La cama debe estar destinada exclusivamente al sueño y a la vida de pareja.
- Evitar el consumo de alcohol, tabaco, cafeína y cenas abundantes al menos 2 o 3 horas previas a dormir.
- Realizar actividad física regular, idealmente temprano por la mañana o hasta 3 horas antes de la hora de dormir.
- Controlar factores ambientales como la temperatura, los sonidos y la iluminación de la habitación.