Histerectomía: Cuando hay que sacar el útero

La histerectomía -o extirpación del útero- es la operación más frecuente en ginecología, después de la cesárea. En Chile, una de cada cinco mujeres se ha sometido a esta operación.

La histerectomía -o extirpación del útero- es la operación más frecuente en ginecología, después de la cesárea. En Chile, una de cada cinco mujeres se ha sometido a esta operación, mientras que en Estados Unidos la cifra asciende a una de cada tres norteamericanas.

En los casos más graves -y en aquellos que no han respondido a otros tratamientos- la histerectomía vía laparoscópica asistida por el robot del Centro de Robótica de Clínica Las Condes puede ser la opción más indicada para poner fin a las distintas condiciones que afectan al útero. Las más comunes son:

Fibromas uterinos (miomas)
Son tumores benignos -no cancerosos- que crecen en el músculo del útero. Por lo general, los fibromas no presentan síntomas, no requieren tratamiento y normalmente se encogen después de la menopausia.
Sin embargo, en algunas ocasiones pueden causar importantes sangrados o dolor. También se operan cuando su tamaño excede lo normal y, a causa de ello, comprimen los órganos vecinos.

Endometriosis 
Ocurre cuando el endometrio -el revestimiento interior del útero- comienza a crecer fuera de él y sobre órganos adyacentes. Esta condición puede causar períodos menstruales dolorosos, sangrado vaginal anormal y, algunas veces, pérdida de la fertilidad.

Prolapso del útero
En estos casos, el útero se desplaza de su lugar normal hacia la vagina, debido al debilitamiento y ensanchamiento de los ligamentos y tejidos pélvicos. Los partos, la obesidad y la pérdida de estrógeno después de la menopausia pueden contribuir a la aparición de este problema.

Hemorragia uterina anormal
Consiste en un sangrado irregular, abundante o excesivo, que proviene del útero. Puede ser causada por fibromas o por cambios hormonales. También puede deberse a infecciones uterinas o a un cáncer.

Dolor pélvico
Puede tener múltiples causas. La irritación de los órganos pélvicos, que produce adherencias o cicatrices, es la más común. Ello puede deberse a una endometriosis, infección o lesión.

Cáncer

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