Conformado por un grupo de médicos especialistas, el departamento de Anestesiología de CLC brinda una atención con los máximos estándares de seguridad para los pacientes.
Conformado por un grupo de médicos especialistas, el departamento de Anestesiología de CLC brinda una atención con los máximos estándares de seguridad para los pacientes.
Suele constituir uno de los principales miedos y aprensiones que las personas tienen antes de someterse a una cirugía. ¿Es con anestesia?, ¿…y no será peligrosa?, preguntan habitualmente los pacientes y sus familiares a los médicos.
Es que el hecho de perder temporalmente la conciencia y la capacidad de dirigir los propios actos no resulta fácil de aceptar. Sobre todo en el caso de inpiduos que nunca antes han sido sometidos a intervenciones de este tipo, como puede ser el caso de los niños.
“El anestesiólogo es un médico dedicado al cuidado perioperatorio de los pacientes; es decir, participa antes, durante y después de la intervención quirúrgica. Esto incluye evaluación preoperatoria, entrega de apoyo especializado y control de las funciones vitales durante la cirugía y en el período postoperatorio y control del dolor y vigilancia hasta el alta de los pacientes”, explica el doctor Ramón Coloma, médico jefe del Departamento de Anestesiología de CLC.
Según detalla el profesional, en conjunto con los avances experimentados por la medicina, la anestesiología ha estado siempre en una constante búsqueda por mejorar sus procesos para reducir al mínimo los riesgos. De todas formas, es necesario tener en cuenta que existen ciertos factores de riesgo asociados a un determinado tipo de pacientes: “Los niños muy pequeños (neonatos) y los ancianos tienen un riesgo mayor, aún cuando no presenten enfermedades agregadas. También las condiciones propias de la persona (estado fisiológico y/o enfermedades asociadas), las intervenciones de urgencia, así como el tipo y magnitud de la cirugía a realizar y la anestesia utilizada, constituyen variables a considerar en la evaluación del riesgo”, advierte el doctor Coloma.
Prevenir es mejor
Conscientes de la importancia que tiene la atención integral de los pacientes, en CLC la labor en el ámbito anestesiológico se inicia en el período preoperatorio, a través de la consulta de anestesiología. Un sistema que permite el contacto entre el paciente y el médico que administrará la anestesia durante la intervención quirúrgica.
“El anestesiólogo y el paciente se reúnen antes de la cirugía –ya sea en la habitación o el área preanestésica el día de la intervención, o en los días previos en la consulta anestesiológica– en una instancia de conocimiento mutuo. El paciente, o los padres en el caso de un niño, tienen la posibilidad de aclarar todas sus dudas en relación al proceso anestésico, conocer cuáles pueden ser los principales problemas y cómo se abordarán, y participar en la decisión de la anestesia a recibir cuando existan alternativas para ello. Por su parte, el anestesiólogo podrá conocer a la persona que será su paciente, sus antecedentes médicos y quirúrgicos, historia personal y familiar de anestesias previas; evaluar su estado físico y revisar los exámenes de laboratorio que puedan aportar información relevante para planificar con antelación el procedimiento”, agrega el profesional.
Por otra parte, el doctor Coloma destaca que CLC cuenta con el más moderno equipamiento tecnológico para el apoyo de los pacientes; esto es, máquinas de anestesia y equipos de monitorización avanzada, que permiten evaluar en forma continua sus variables fisiológicas (tanto respiratorias como circulatorias), lo cual sin duda se traduce en una mayor seguridad para ellos.
A su vez, se cuenta con conexión en línea entre los pabellones centrales y la sala de recuperación, posibilitando un control al instante y permanente de los pacientes operados.
“El año 2008 recibimos la acreditación de Joint Commission International –el organismo certificador de instituciones de salud más importante del mundo- para lo cual tuvimos que demostrar que éramos capaces de aprobar las más altas pruebas de calidad, medidas con los más exigentes estándares americanos”, destaca el anestesiólogo.
Óptimo Nivel
El dolor postoperatorio tiene implicancias tanto físicas como psicológicas. En efecto –según sostiene el doctor Coloma- en ocasiones se asocia a alteraciones pulmonares, cardiovasculares y metabólicas, pudiendo provocar además, ansiedad, desórdenes del sueño y limitación de la movilización precoz. Todo lo que redunda en una recuperación más lenta del paciente. Por ello, el departamento de Anestesiología de CLC cuenta también con un Programa de Control del Dolor Agudo Postoperatorio, para entregar una atención oportuna a los pacientes que requieran analgesia especializada después de las cirugías. El equipo está integrado por un grupo de anestesiólogos y enfermeras dedicados a evaluar, monitorear y administrar técnicas modernas de alivio del dolor, durante las 24 horas del día. De acuerdo a una encuesta de satisfacción que se realiza a los pacientes que se incorporan a este programa, más del 95% de ellos se ha mostrado altamente satisfecho con el tratamiento recibido.
¿Qué pasa con los niños?
En el caso de los niños, CLC cuenta con un programa de anestesia no estresante a cargo de un grupo de anestesiólogos pediátricos expertos. “Por sus características propias, los menores son muy reticentes a los pinchazos (punción venosa), por eso es que el período de inducción (que es el tiempo que transcurre desde que se empieza a administrar la anestesia hasta que el paciente se queda dormido) no se hace por vía intravenosa como en los adultos, sino a través de una mascarilla, donde el niño debe respirar e “inflar un globo” (bolsa reservorio de los gases anestésicos). Lo anterior se hace acompañado en todo momento por uno de los padres, quien permanece en el pabellón hasta que el niño se duerme, colaborando en la inducción anestésica. La idea es que ésta no sea una experiencia traumática para el menor”, explica el doctor Coloma.
Respecto del temor ante una posible reacción alérgica a los anestésicos, el especialista sostiene que cuando no existen antecedentes familiares, la probabilidad de que esto ocurra es muy baja.