Incluye una variedad manifestaciones clínicas cuya característica principal es el daño o la inflamación crónica del tubo digestivo. Las más conocidas son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
La
enfermedad inflamatoria intestinal se produce por una desregularización del sistema inmune, el que sobrerreacciona frente a las bacterias. “Esto se traduce en daño en las paredes del intestino y termina afectando a todo el organismo”, explica el
doctor Patricio Ibáñez, gastroenterólogo y jefe del Programa de Enfermedades Inflamatorias Intestinales de Clínica Las Condes.
Si bien, no se conoce la causa exacta de esta sobrerreacción, sí se sabe que el daño que provoca es persistente, por lo que es fundamental estar atento a los síntomas para lograr un diagnóstico precoz.
Síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal
“Los síntomas pueden ser intermitentes y eso hace que las personas puedan tener períodos sin molestias y sentirse bien. Sin embargo, el daño sigue progresando”, explica el especialista.
Por eso, el principal desafío del Programa de Enfermedades Inflamatorias Intestinales de Clínica Las Condes es que el paciente logre sentirse bien de manera permanente a lo largo del tiempo. Es decir, sin
dolor abdominal, sin diarrea y sin síntomas extraintestinales
como fatiga o dolores articulares, entre otros. “Para lograrlo tiene que existir un control más profundo del daño en el intestino y no solo tratar los síntomas de manera superficial porque es ahí cuando la enfermedad se reactiva.
Es fundamental curar las heridas del intestino (curación de la mucosa) e, incluso, tratar de que a nivel microscópico el daño también se encuentre reparado”, dice el doctor Ibáñez.
En el monitoreo, la clave es la
calprotectina, un biomarcador en las deposiciones que permite medir el nivel de inflamación que existe en el intestino y mantener la enfermedad controlada. “De hecho, cualquier persona que tenga
síntomas de colon irritable debe hacerse una calprotectina, porque si sale alterada se requieren estudios de imágenes, ya que podría indicar que hay daño interno”, aclara el gastroenterólogo.
Colitis ulcerosa y Enfermedad de Crohn
En el caso de la
colitis ulcerosa, los principales síntomas son sangrado rectal, sensación de urgencia para ir al baño, de no poder defecar o quedar con ganas. En la
enfermedad de Crohn, en cambio, los síntomas son más amplios, pero pueden incluir dolor abdominal -continuo o intermitente- y diarrea con o sin sangre.
La
diferencia con el síndrome de colon o intestino irritable es que en este último no hay presencia de sangre en las deposiciones, tampoco baja de peso, el dolor es moderado y la calprotectina no aparece alterada.
Un mal diagnóstico, dice el doctor Ibáñez, puede hacer que la enfermedad siga progresando y los daños se hagan cada vez más intensos. “Cuando la enfermedad ya está muy avanzada, el tratamiento médico no logra revertirla. Además, la enfermedad activa se asocia a un mayor riesgo de un
cáncer de colon. Después de diez años de enfermedad, éste puede llegar a un 20 o 25%”.
Medidas de prevención
- Niños y recién nacidos: favorecer la lactancia materna, evitar el uso repetido o prolongado de antibióticos. Jugar con tierra, con una mascota y no mantenerse en una “burbuja”, ya que después el sistema inmune puede sobrerreaccionar frente a ciertos agentes.
- No fumar: el tabaco está asociado a una mayor posibilidad de colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
- Anticonceptivos orales: aumentan dos veces el riesgo de enfermedad de Crohn.
- Mantener una alimentación balanceada, evitar exceso de grasa y las carnes rojas.