Una enfermedad al hígado puede terminar afectando a nivel cerebral.
El
daño hepático también puede tener impactos en el cerebro, provocando síntomas como
olvidos, confusión, aliento con olor dulce o rancio y hasta
temblores en las manos o los brazos, desorientación y dificultad para hablar.
Eso, porque una de las funciones del hígado es transformar las sustancias tóxicas en el cuerpo -como el amoniaco o restos de medicamentos- en inofensivas. Sin embargo, cuando esta función falla y el hígado ya no es capaz de eliminar las toxinas de la sangre, debido a que existe un daño, se produce una
encefalopatía hepática, afectando al paciente a nivel cerebral.
El doctor
Javier Brahm, hepatólogo de Clínica Las Condes, explica que la encefalopatía hepática es uno de los síntomas que afectan a los pacientes que sufren
cirrosis hepática -producida por el alcohol o por otras causas- daño por
hepatitis e
hígado graso.
“Es un trastorno neuropsiquiátrico que tiene diferentes manifestaciones que van desde la somnolencia, inversión del ritmo sueño-vigilia, alteraciones de conciencia, del carácter, del humor, del genio, hasta lo que se llama coma hepático”, sostiene.
Una de las funciones del hígado es limpiar sustancias tóxicas del cuerpo, pero cuando el órgano está dañado no limpia estas sustancias, como el amonio, que llega a la sangre y se va al cerebro provocando una intoxicación.
“Los enfermos amanecen de una forma y se acuestan de otra, fluctúan durante el día. Al ser una complicación neuropsiquiátrica también puede haber trastornos del habla o motores”, indica.
El tratamiento incluye la
eliminación de las sustancias tóxicas del intestino que están provocando la condición, por lo que con un trasplante se revierte inmediatamente, ya que no hay daño estructural en el cerebro, sostiene el especialista.