La curación de la mucosa del intestino es clave en el adecuado control de la enfermedad.
Por décadas, el gran objetivo del tratamiento de los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) fue disminuir los períodos de actividad manteniendo al paciente en remisión clínica, es decir, sin evidencias de sangrado digestivo (rectorragia), normalización de la frecuencia y consistencia de las deposiciones, ausencia de dolor abdominal y recuperación del peso. Sin embargo, pese a lograr la remisión clínica, muchos pacientes presentan una progresión de su enfermedad con complicaciones que conllevan finalmente a un deterioro de su calidad de vida.
Teniendo esto en mente, en la actualidad los objetivos terapéuticos deben ir dirigidos a la modificación del curso evolutivo de la enfermedad, buscando la interrupción de su progresión y, por lo tanto, la aparición de las complicaciones, así como la disminución en el uso de esteroides, necesidad de cirugía y hospitalizaciones.
En este sentido, estudios clínicos han demostrado la importancia de los hallazgos endoscópicos como marcadores de actividad inflamatoria y como una estrategia terapéutica apropiada puede alcanzar la curación endoscópica, siendo la curación de la mucosa un objetivo terapéutico que está asociado a una remisión o inactividad de la enfermedad prolongada, menor necesidad de hospitalizaciones, operaciones y mejoría de la calidad de vida.
Dado que hasta un 40% de los pacientes que alcanzan una curación de la mucosa, en la colonoscopía presentan aún actividad inflamatoria en las biopsias, es factible que en los próximos años los objetivos sea disminuir la actividad inflamatoria en las biopsias y de esta manera disminuir el riesgo de recaídas, uso de esteroides, hospitalizaciones, operaciones y desarrollo de cáncer colorrectal y neoplasia colorrectal.
Es importante mencionar que, aunque una curación de la mucosa es el objetivo principal en tratamiento actual de los pacientes con EII, este siempre debe ser individualizado de tal manera que las estrategias terapéuticas deben ser siempre evaluadas considerando sus costos y beneficios.
Un concepto importante en pacientes con Colitis Ulcerosa (CU) y Enfermedad de Crohn (EC) es lograr una respuesta clínica continua, es decir, un estado de ausencia de actividad inflamatoria por un período prolongado, logrando de esta manera cambiar el curso de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. Estos objetivos se logran al incorporar la necesidad de un monitoreo continuo del paciente y, de esta manera, la severidad de la enfermedad.
En la actualidad, existen una serie de marcadores, tanto en sangre como en deposiciones, que permiten evaluar inflamación intestinal de manera simple, no invasiva y reproducible. Aunque no se ha descrito un marcador ideal, se ha demostrado que calprotectina fecal es un biomarcador adecuado para monitorizar a los pacientes con EII, permitiendo optimizar y adecuar el tratamiento de manera segura al tener una adecuada correlación con la curación de la mucosa, evitando de esta manera realizar procedimientos endoscópicos (colonoscopia) que impliquen un mayor riesgo y costo económico para los pacientes.