La enfermedad es la forma más común de demencia, con cerca del 70% de los casos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay alrededor de 50 millones de personas con demencia en el planeta, cifra a la que cada año se agregan 10 millones de nuevos casos. Para 2030 -de acuerdo a la organización- habrá 82 millones de personas con este diagnóstico y 152 millones en el año 2050.
El Alzheimer es la forma más común de demencia, con cerca del 70% de los casos, y se da especialmente en adultos mayores. En Chile no se sabe a cuántas personas afecta exactamente, pero sí cuántos mueren. En 2015 hubo 3.208 muertes por Alzheimer y otras demencias, una tasa de 17,8 muertes por cada cien mil personas, más del doble que la del año 2000, cuando la tasa fue de 8,2 (con 1.250 muertes totales), según las últimas Estadísticas Vitales del INE.
Las estadísticas del Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (IHME), de la Universidad de Washington y la Fundación Bill y Melinda Gates, señalan que el Alzheimer pasó de ser la 29ª causa de muerte en Chile en 1990, a ser la tercera en la actualidad, luego de las enfermedades isquémicas del corazón y las cerebrovasculares.
El aumento de la expectativa de vida -hoy 85 años para las mujeres y 80 años para los hombres- produce mayor morbilidad y mayor riesgo de Alzheimer, señala el doctor Carlos García, geriatra de Clínica Las Condes.
“Hoy no existe mucha conciencia sobre lo que viene. Hace 30 años los adultos mayores más ancianos eran de 70 años, pero hoy el promedio es de 80 años, incluso se ven de más de 100 años, lo que antes era rarísimo. Ello aumentará las posibilidades de que cada vez más lleguen a tener demencia”, explica el especialista.
Diagnóstico de Alzheimer
El doctor Gerardo Fasce, geriatra y jefe de la Unidad de Cuidado del Adulto Mayor de Clínica Las Condes, dice que ante un diagnóstico de Alzheimer hay mucho que hacer, sobre todo por parte de la familia del enfermo.
“Lo primero es llegar al diagnóstico. Esto ya es un desafío porque cuesta hacerlo y luchar contra los prejuicios. ¿Por qué cuesta? Primero, porque los diagnósticos generalmente son tardíos debido a que las personas tienden a consultar tarde. Eso ocurre porque toman los síntomas como parte propia del envejecimiento, como si fuera algo normal, consultando sólo cuando los síntomas comienzan a generar problemas en el entorno, y eso ya es tardío”, explica el especialista.
El geriatra además indica que “el Alzheimer es una enfermedad crónica, progresiva e irreversible. Finalmente es terminal, pero tiene sentido hacer diagnóstico, porque permite hacer una organización del proceso de vida”.
El especialista explica que existen varias estrategias que se pueden implementar tras conocer el diagnóstico para hacer la enfermedad más llevadera, además, si estás son más precoces, los resultados son mejores.
“Se pueden enfrentar líneas de acción desde el paciente mismo y también desde las familias. Hay muchas técnicas que tienen que ver con el proceso. Esos conocimientos los tratamos de transmitir. Para las familias hay apoyo de pacientes y terapeutas ocupaciones, su rol es clave”, señala.
Tipos de Alzheimer
El doctor Carlos García sostiene que el tema es más complejo de lo que parece. “Yo tengo varios pacientes que están trabajando con demencia. Lo que hay que hacer es una conciencia de que a medida que aumenta la edad aumenta la probabilidad de enfermar, y un paciente con demencia moderada debería dejar de tomar responsabilidades importantes”, dice.
La enfermedad muestra diferentes subtipos patológicos y cursos clínicos. La conciencia de esta heterogeneidad puede fomentar una mejor atención del paciente, y la implementación de políticas puede mitigar los prejuicios. Sin embargo, en Chile, a pesar de que se analiza la incorporación de la enfermedad de Alzheimer dentro de las patologías GES, no hay suficientes especialistas que se puedan hacer cargo.
“Antes de pensar en su incorporación, se debería atender el bajo número de geriatras”, advierte el doctor García. “Hay pocas becas de geriatría. No es una especialidad fácil, son pacientes con muchas complicaciones y es necesario un cuidado más estrecho, más dedicado que el que puede tener un cirujano, por ejemplo. Nuestros enfermos nunca se curan, pero les mantenemos la funcionalidad”, explica.