Porcentaje aumenta al 60% en personas entre 80 y 84 años.
Los
trastornos de la marcha en los
adultos mayores tienen origen multifactorial, desde cambios del sistema nervioso y del sistema músculo-esquelético, propios del proceso del envejecimiento, hasta una larga lista de comorbilidades como las enfermedades cardíacas (arritmias, enfermedades de las arterias coronarias, entre otras) accidentes cerebrovasculares, enfermedad de
Parkinson, desórdenes sensoriales (visión, audición),
neuropatías periféricas, diabetes mellitus,
demencia senil, entre otras, que aumentan su prevalencia sobre los 60 años.
“Su pesquisa y tratamiento es primordial para no afectar la deambulación y la independencia en los traslados”, señala el kinesiólogo
Carlos Álvarez Mitchell, especialista del
Laboratorio de Análisis de Marcha y Movimiento Clínica Las Condes.
Se ha observado que el 25% de las personas entre 70 a 74 años tiene trastornos de la marcha, un porcentaje que aumenta al 60% en quienes superan los 80 años.
“El desempeño de la marcha, es decir, la distancia que se puede recorrer caminando, también disminuye progresivamente. Se estima que al menos el
30% de las personas sobre 65 años tendrán dificultades para caminar más de 3 cuadras de forma continua”, indica el kinesiólogo.
La marcha en los adultos mayores se caracteriza por la
disminución progresiva de la
velocidad de marcha entre un 10% al 20% (considerando que el valor normal es de 1m/s), asociado a una disminución del largo del paso y la zancada.
Del mismo modo, aumenta la fase de doble apoyo (el tiempo que ambos pies están en contacto con el suelo), así como se reduce la fuerza durante el despegue del pie, asociado a la pérdida de masa muscular o sarcopenia propia del envejecimiento; acompañados de cambios en la postura, que se vuelve flexionada o inclinada hacia delante. “Estos cambios pueden estar representando
adaptaciones del sistema motor y sensorial para producir una marcha más estable”, dice.
Idealmente, los adultos mayores deben ser
evaluados de forma continua y seriada en el tiempo para pesquisar las alteraciones de la marcha, el equilibrio y riesgo de caídas, “especialmente cuando existen enfermedades o comorbilidades anteriores a la adultez mayor”, enfatiza el kinesiólogo experto en marcha.