Al ser prominentes y sobresalir del rostro, los niños que tienen orejas en forma de asa pierden la armonía de su cara, lo cual puede afectar su autoestima.
Dumbo”, “pailón”, “orejón” son algunos de los molestos sobrenombres que suelen recibir los niños que tienen sus orejas en forma de asa. Es que, sobre todo en la infancia, este tipo de malformación congénita es muy evidente en quienes la padecen, a diferencia de otros defectos como la nariz grande, por ejemplo, que se hacen más notorios en la adolescencia.
“Se les denomina orejas en asa o prominentes a aquellas que se encuentran muy proyectadas desde su base en el cráneo”, explican los especialistas.
“Se producen por la ausencia del pliegue natural que éstas poseen y que permite que se doblen hacia atrás, es decir, paralelas al hueso de la cabeza. Esto puede asociarse a una concha amplia que les da aún más proyección”.
Esta anomalía se corrige mediante una intervención quirúrgica que permite crear el pliegue inexistente, disminuyendo el exceso de proyección auricular. “Dado que el tamaño definitivo de la oreja recién se logra alrededor de los seis años, se recomienda su corrección a partir de esta edad, y ojalá antes de que genere burlas entre sus pares, ya que ello podría tener efectos en la autoestima y sociabilización”, subrayan los especialistas.
Cirugía rápida y sencilla
La cirugía denominada otoplastía se realiza en forma ambulatoria bajo anestesia general y no presenta ningún riesgo para la audición del niño, ya que no compromete el oído interno.
La técnica quirúrgica consiste en una incisión por detrás de la oreja (en el surco), a través de la cual se remodela el pliegue inexistente dándole una forma natural y una proyección normal.
“En general la operación es bien tolerada y se maneja con analgésicos orales los primeros días. Además se protegen las orejas con un cintillo sin provocarle mayores molestias al niño(a)”. El paciente está en condiciones de reincorporarse a sus actividades a los 3 o 4 días después de su operación, con ciertas restricciones en lo deportivo, básicamente para evitar complicaciones por trauma. Los especialistas destacan además que, por tratarse de una cirugía correctora de un defecto congénito en la forma de la oreja, tiene ciertos beneficios en términos de cobertura económica por parte de las Isapre. “Como es una malformación congénita, es una intervención cubierta cuando el beneficiario cumple con las condiciones establecidas, como es estar afiliado desde el nacimiento”.
Otras alteraciones auriculares
También corresponden a malformaciones, aunque menos evidentes, las alteraciones de la concha (puede estar convexa y no cóncava); alteraciones del hélix (muy doblado u oreja gacha) y alteraciones del tamaño por falta de desarrollo del tercio superior. Los casos más extremos se ven en niños que nacen sin oreja o con un remanente pequeño (llamado microtia), asociado a la ausencia del conducto auditivo externo. Entre los casos adquiridos más frecuentes, que también requieren otoplastía, están los accidentes con pérdida de un pedazo de oreja o las quemaduras con compromiso auricular (sobre todo las provocadas por fuego).
¿ Sirve de algo la tela adhesiva?
No. Según los especialistas, es frecuente que lleguen a consultar mamás con bebés de pocos meses, a los que les ponen tela adhesiva o gorros “para que se les vayan las orejitas para atrás”. Si bien es cierto, existen algunas corrientes que recomiendan remodelar las orejas muy proyectadas en los recién nacidos, basados en las características fisiológicas de los cartílagos (teniendo validez sólo durante las primeras 6 semanas de vida) éstas son medidas en las que no todos los especialistas están de acuerdo. “En realidad no tienen mayor rendimiento, ya que se trata de una característica genética y, en la medida que el niño crezca se irá manifestando nuevamente”.
Para tener en cuenta
Las orejas en asa son un trastorno congénito y la mayoría de las veces se presenta en forma simétrica, es decir, en ambos lados. Si bien se da tanto en mujeres como en hombres, el problema es más notorio en estos últimos, ya que les es más difícil ocultarlas con el pelo.