Durante el verano, los niños suelen estar en las casas, algo que, para muchos padres, es sinónimo de estrés debido al reto que significa mantenerlos entretenidos. En la actualidad, es común que los padres recurran a la tecnología, sin embargo, existen diversas maneras de ocupar el tiempo libre con los más pequeños de la casa sin recurrir a las pantallas.
El verano y las vacaciones brindan una especial oportunidad de nutrir lo
recreativo y lúdico para fomentar el desarrollo de habilidades emocionales y sociales, también de desarrollo cognitivo al ir presentando espacios novedosos que requieren poner en práctica el ingenio, y de desarrollo motriz. Los espacios libres de estrés y en los que prima la distensión y el disfrute son esenciales para asegurar un bienestar emocional desde el
autodescubrimiento, el reconocimiento de intereses individuales y grupales, el desarrollo de la autonomía progresiva, la toma de decisiones en un contexto seguro, y
el fortalecimiento de la creatividad e imaginación de una manera diferente a la que pueden extenderse dentro del marco escolar”.
En este sentido, existen implicancias psicológicas en los niños relacionadas al ocio prolongado durante este periodo, por lo que se recomienda a los padres tener un control sobre las actividades diarias y el ocio prolongado, que muchas veces recae en el
uso excesivo de pantallas como celulares, televisión, computador, Tablet, entre otras.
Desde el Departamento de Psicología Infantil de Clínica Las Condes, explican que “ya existe suficiente evidencia científica que comprueba que el uso excesivo de pantallas en niños genera
consecuencias negativas con relación a su desarrollo cognitivo, social y afectivo, especialmente en los más pequeños. El tiempo de pantalla durante las vacaciones debe ser mesurado, con límites de horario claros, y nunca ser ofrecido como la principal actividad diaria, sino que siempre coexistiendo con
actividades que fomenten el juego,
el movimiento, el descubrimiento y la exploración, y la interacción presencial con otros niños y adultos. El mejor consejo siempre va a ser limitar en la mayor medida de lo posible el uso de dispositivos electrónicos y ofrecer en cambio panoramas al aire libre, en la naturaleza. En los tiempos indoor, la mejor sugerencia es propiciar juegos de mesa o actividades que favorezcan el despliegue de habilidades, creatividad e imaginación.
¿Cómo afecta la falta de estructura en las vacaciones al desarrollo emocional de los niños?
Los especialistas CLC agregan que, si bien las vacaciones corresponden a un tiempo de descanso y ocio absolutamente necesario en el desarrollo de un ser humano, en el que puede primar la flexibilidad, se debe atender a la falta de estructura, ya que ésta en exceso es perjudicial.
“En su desarrollo temprano los niños necesitan contar con
seguridad y predictibilidad desde su entorno, que por una parte asegura confianza en éste, y por otro lado también mantiene la organización psíquica y afectiva, además de favorecer el desarrollo de autorregulación. Es por esto por lo que, se recomienda que el día a día vacacional no carezca de
rutina y horarios, de lo contrario el individuo tiende a la desorganización interna. Efectivamente las vacaciones son el período del año idóneo para improvisar y sorprender a los niños, lo cual es saludable emocionalmente, pero es también necesario mantener márgenes de predictibilidad en cuanto a los
ciclos de sueño-vigilia y
alimentación. La predictibilidad y anticipación generan una sensación de control que el niño necesita para transitar por el mundo. La cronificación de la falta de estructura se asocia a desregulaciones emocionales, baja tolerancia a la frustración y una autodisciplina disminuida”, agregan.