Cirugía de alargamiento óseo: técnica mínimamente invasiva mejora la recuperación y resultados del paciente
17 de julio, 2019
·Tratamiento y Recuperación
Esta cirugía beneficia a pacientes con malformaciones congénitas, traumatismos, infecciones e incluso por motivos estéticos.
Las cirugías de alargamiento óseo se realizan para corregir malformaciones congénitas o tratar las extremidades de personas que han sufrido algún tipo de accidente. Sin embargo, en el último tiempo, los expertos concuerdan en que ha aumentado el interés del público someterse a este procedimiento por razones estéticas.
El tratamiento quirúrgico para el alargamiento óseo consiste en el uso de fijadores externos que se conectan al hueso. “En primer lugar se realiza una osteotomía, es decir, se divide el hueso por una incisión muy pequeña, se le hacen unos pequeños orificios y se instalan los aparatos externos; el paciente es el que después va haciendo los ajustes diarios de manera de que el hueso se vaya estirando y al mismo tiempo regenerando”, explican los especialistas en traumatología infantil de Clínica Las Condes.
Esta técnica se realiza principalmente, a pacientes que tienen malformaciones congénitas, traumatismos e infecciones, a los que en una primera etapa se les realiza la reconstrucción de extremidades. “Más del 90% de las personas a las que yo practico el alargamiento óseo tienen una enfermedad”, señalan los especialistas.
Si bien se trata de una técnica que ya lleva varios años realizándose, en el último tiempo se han desarrollado innovaciones a la técnica que mejoran la recuperación del paciente y son menos invasivas. Una de ellas es la cirugía del calvo intramedular PRECICE, que permite el crecimiento de un hueso hasta en 8 cm en un procedimiento mínimamente invasivo.
Para implantar el clavo se realiza una osteotomía (corte en el hueso) a través de una incisión de 1 cm, y en él se inserta este clavo intramedular. PRECICE cuenta con un “mecanismo interno, que se activa mediante un control externo, y eso permite alargar progresivamente el hueso” pero sin necesidad de utilizar aparatos externos o fijadores que deban ser ajustados diariamente para permitir el crecimiento del hueso.
“La ventaja principal de esta técnica es la eliminación de la necesidad de aparatos externos. Con fijadores externos el riesgo de infección es de un 90% y con esta técnica es menos de 5%. Al ser un procedimiento mínimamente invasivo, las cicatrices son mínimas, casi imperceptibles, y el paciente rápidamente puede comenzar su rehabilitación”, destacan los traumatólogos.