Cáncer de próstata: cirugía robótica tiene menos impacto para el paciente
Uno de los tratamientos más frecuentes en caso de
cáncer a la próstata, es la cirugía y, en Clínica Las Condes, hasta el 70% de estos procedimientos se realizan mediante la
cirugía robótica.
La cirugía robótica consiste en una técnica quirúrgica que permite que el cirujano opere a través de pequeñas incisiones y con una
cámara que le entrega una vista tridimensional, en la que además pueda
ampliar la imagen que ve en pantalla de alta definición y, así, trabajar como si
tuviera dos brazos derechos y uno izquierdo.
El doctor
Sergio Guzmán, urólogo y jefe del
Centro de Cirugía Robótica de Clínica Las Condes, cuenta que este tipo de cirugía tiene menos impacto en el paciente. “La cirugía robótica hace el procedimiento más fácil. Da una visión en alta definición tridimensional al cirujano, instrumentos que se mueven mejor que las manos, alta precisión y además como la incisión es menor, se traduce en una caída del sangrado que es muy importante, menor dolor y la recuperación es mejor”, dice.
Cirugía de próstata
El objetivo de la
cirugía para el cáncer de próstata es eliminar o disminuir los síntomas derivados de la enfermedad, así como conseguir su curación a largo plazo.
Según el doctor Guzmán, existen distintas alternativas para tratar el cáncer. “Luego de la confirmación, el médico tratante ayudará a cada paciente a tomar la decisión de qué alternativa es la mejor. Esto, tomando en consideración la edad, el estado general y las características del tumor”.
En caso de detección de cáncer, “se puede realizar una
prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot que se usa en casos en que las biopsias de la próstata han puesto en evidencia un tumor maligno”.
La importancia de prevenir el cáncer de próstata
La prevención del cáncer de próstata consiste en un chequeo a partir de los 40 años, donde se realiza una evaluación basal. En caso de tener antecedentes familiares, desde los 45 años se debe consultar anualmente, mientras que, en hombres sanos, se debe asistir una vez al año a partir de los 50 años.
El chequeo consiste en un examen de sangre denominado antígeno prostático específico y el tacto rectal. Ambos deben realizarse en conjunto, ya que son complementarios.
Por otro lado, se debe estar atento ante síntomas como necesidad de
orinar más veces,
urgencia por orinar,
dificultad para empezar a orinar,
poco fluido urinario, sangre en la orina o
sensación de vejiga que no se vacía del todo.