Los primeros minutos son claves para reanimar una persona que ha tenido un accidente por inmersión. La secuela más importante y grave es el daño neurológico que puede sufrir el paciente.
“Lo más importante de recalcar en la asfixia por inmersión es la prevención: instalar rejas adecuadas en las piscinas, supervisar a los niños cuando se bañan, no confiarse en que saben nadar, manejar técnicas de reanimación básica a todo adulto que supervisa niños”, dice el doctor Patricio Romero, coordinador pediátrico del Servicio de Urgencia.
Además, el experto agrega que: “El riesgo es diferente según el rango etario. Hay dos grupos en los cuales existe un aumento de la incidencia. Los niños de uno a cinco años, que caen a piscinas y que no saben nadar o su técnica no les permite reaccionar cuando caen bruscamente, y los adolescentes, principalmente por las conductas de riesgo que presentan (drogas, alcohol, no dimensionan el peligro, etc.).
¿Qué secuelas puede tener una caída a la piscina?
La secuela más importante y grave es el
daño neurológico que puede sufrir el paciente. El daño neurológico es directamente proporcional al tiempo de inmersión, ya que
entre más tiempo esté bajo el agua, menos oxígeno le llegará al cerebro, y esto es lo que produce las secuelas.
En cuanto a las técnicas de reanimación básicas son las mismas en el sentido de
compresión torácica y ventilación. Lo que hace un poco la diferencia es la relación
compresión-ventilación. En adultos, dice el especialista, “siempre se hacen
30 compresiones por cada dos ventilaciones, independiente de cuántos reanimadores participen. En cambio,
en niños si hay un reanimador se hace 30:2 y si hay dos reanimadores, 15:2”.