Aunque cueste asumirlo, ésta es una realidad que –tarde o temprano- a todos nos llega. Sepa qué hacer para tener una buena vejez o cómo ayudar a algún familiar que ya entró en esta etapa.
“¿Tercera edad? La primera vez que me hicieron esa pregunta casi me desmayo. Lo encontré una falta de respeto, me enojé y después me senté y me puse a reír. Ya no lo podía ocultar, había cumplido 65 años y –por lo visto– se me notaban. Voy a recordar para siempre a esa señorita de la boletería del cine. Ese día marcó mi vida en un antes y después; ese día me asumí y creo que fue lo mejor que me pudo haber pasado”, cuenta Josefina, hoy de 74 años y quien no ha dejado de vivir en pleno su “tercera edad”.
Luego de esa experiencia, cuenta, se le abrió un mundo de posibilidades. Clases de gimnasia para la tercera edad; precios rebajados en museos, teatro y cines; descuentos en supermercados y medicamentos; celulares especiales, estacionamientos siempre disponibles y hasta viajes ad hoc. Sí. La tercera edad le ha permitido a Josefina recorrer países que jamás imaginó y, lo mejor de todo, con sus amigas de siempre.
Legalmente son adultos mayores todos aquellos que han cumplido 60 años, sin diferencias entre hombres y mujeres. “Pero que alguien se considere como adulto mayor a los 60 años, en la actualidad, es algo difícil. Y es que la capacidad física, mental y de trabajar de forma autónoma se ha ido prolongando en el tiempo. Hoy, quien tiene las características de adulto mayor es aquel de 70 o 75 años”, señala el geriatra de CLC, doctor Carlos García.
“Ésta es la edad en la que se han cumplido relativamente todas las grandes tareas del ciclo vital. Se ha terminado la vida laboral, los hijos ya están grandes, no queda nadie en la casa y existe una condición de salud estable (esto significa que es raro que cambie)”, agrega el especialista.
LA TRANSICIÓN
Por esto, explica el geriatra, es de suma importancia estimular a este grupo, a que exploren otros campos. “Si bien los instamos a disminuir la carga laboral, no significa que deban terminar con las actividades físicas y mentales relacionadas. Por el contrario, éstas se deben mantener hasta la edad más avanzada posible, por ejemplo, manteniéndose al día con literatura especializada de su profesión. Esto no se hace con afán competitivo sino como parte de la autoestima, y como estímulo intelectual que impide el deterioro cognitivo”.
Así, en esta etapa de la vida existen tres tipos de actividades que se deben considerar:
LAS OBLIGADAS o de autocuidado: son las necesarias para vivir y entre las que se pueden destacar el caminar, hacer las compras, cuidar la casa y preocuparse del cuidado personal.
LAS MANDATORIAS: son las que se asocian a un cumplimiento. Si bien en algún momento pueden ser electivas, luego tienen cierta obligación, como el que un jubilado tenga un trabajo remunerado: la persona puede decidir hacerlo o no, pero desde el momento en que acepta, debe cumplirlo. Otra situación es el cuidado de los nietos. Si el adulto mayor decide hacer los turnos o hacerse cargo de ellos en las tardes, tiene que asumirlo. Son actividades que deben realizarse una vez hecho el compromiso.
LAS DISCRECIONALES: son las que cada individuo elije libremente, como son las actividades sociales. Entre éstas pueden estar las lúdicas, el deporte, la jardinería, ir al cine o juntarse con amigos.
A medida que se va avanzando en la edad, la idea es mantener las actividades OBLIGADAS, disminuir las MANDATORIAS y aumentar las DISCRECIONALES.
LA AUTONOMÍA
Las actividades sociales son de suma importancia en esta etapa y son de múltiples tipos. “Se puede tener una interacción directa con la familia, con los amigos o con los vecinos. Hablar por teléfono, participar de voluntariados, asistir a clases universitarias para el adulto mayor, formar parte de grupos como el Club de Leones, el Rotary o la Iglesia evita sentimientos de soledad y ayuda a formar una red social que enriquece como persona.
Las actividades productivas, por otra parte, son las que tienen que ver con situaciones como preocuparse de las cortinas o de los muebles de la casa, pagar las cuentas o ir a buscar los nietos al colegio. Esto los hace sentir útiles y autónomos”, comenta.
En definitiva, entre más autónomo sea el adulto mayor, mejor vive esta etapa de la vida. “Ésta es la razón por la cual se deben estimular las actividades productivas. Además, existe una gran cantidad de estudios que dicen que aquellos adultos mayores que se mantienen activos en sus relaciones sociales tienen más satisfacción vital, se enferman menos y están mejor física y afectivamente; se deprimen menos”.
LA FAMILIA
En Chile, la mayoría de los individuos envejece cercano a su familia, sus hijos y nietos y ellos están dispuestos a colaborar. “De esta manera, los adultos mayores se convierten en el núcleo central, en el punto donde converge la familia. Gracias a ellos los primos se conocen. El almorzar en familia periódicamente hace que los menores refuercen sus lazos y que se mantenga esta red social”.
En CLC se aconseja a los adultos mayores a que estén dispuestos a compartir con sus familias o grupos sociales, que estén atentos a lo que les está sucediendo a sus nietos y que, entre otras cosas, compartan sus experiencias laborales con quienes tienen la misma profesión. Por otra parte, a los hijos se les pide que mantengan a sus padres activos, que les pidan consejos, que los tengan al día de lo que está pasando en la familia. Es bueno que tanto ellos como los nietos los lleven al doctor o los acompañen cuando lo necesiten.
“Es fundamental que la familia estimule las actividades discrecionales pero no sobrecargue a los adultos mayores con actividades mandatorias”, agrega el especialista. “Por ejemplo, se da bastante que los hijos que viven en regiones manden a sus hijos adolescentes a vivir con los abuelos para que estudien en Santiago. Deben ser prudentes, ya que para los abuelos es difícil decir que no y hoy la juventud es muy distinta en el trato con los mayores. Los adultos tienen rutinas y hay que respetarlas”.
¿PADRE DE MI PADRE?
Los padres siguen viendo a sus hijos como hijos, no importando la edad que tengan, por lo que estos deben respetar sus decisiones. Si bien los deben ayudar según las necesidades no verbales, es importante que los padres hagan todo lo que pueden hacer y sólo ayudarlos en lo que ya no son capaces.
Un asunto importante son las “directrices anticipadas”. Esto se refiere a que el adulto mayor puede dejar por escrito –o conversarlo con su familia– hasta dónde, por ejemplo, espera que llegue la medicina para mantenerlo con vida. “Sucede que en la última etapa de la vida, los hijos se transforman en padres de sus padres y toman decisiones por ellos. Lo que no puede pasar es que no se respete la voluntad de la persona. Es aquí cuando se debe actuar con mucha prudencia”, concluye el geriatra.
PREPARACIÓN PARA UNA VEJEZ EXITOSA:
Disminución progresiva y programada de las actividades profesionales. Incluso hay que pensar cambiarlas por hobbies como jardinería, tiempo con los nietos, aeromodelismo, etc.
Formar redes sociales fuera del trabajo. Tener actividades trascendentes, acercarse a las raíces religiosas. Participar en la Iglesia, tener relación con los miembros de la comunidad. “Esto, debido a que se comienza a pensar y sentir que se está en la última etapa de la vida. La tercera edad es un periodo de mucha vulnerabilidad”, aclara el geriatra.
Preocuparse de la salud física, mental y cognitiva. Debe haber un control precoz y periódico con acciones preventivas: doctor, vacunas, control de presión y colesterol.
¿QUÉ HACER?
La idea es que los adultos mayores disminuyan las labores profesionales y aumenten las siguientes:
ACTIVIDADES FÍSICAS: caminar a ritmo adecuado durante 30 minutos al día, 5 veces a la semana. También se puede hacer por 15 minutos dos veces al día o 10 minutos tres veces al día. Siempre 5 veces a la semana.
ACTIVIDADES MENTALES: tocar algún instrumento, meterse a Internet, aprender algún idioma. Leer el diario todos los días y comentar las noticias con los hijos, con los nietos, amigos o vecinos.
ACTIVIDADES VOLUNTARIAS: hacer un voluntariado que tenga relación con la actividad profesional anterior. Ser parte de directorios de instituciones benéficas, hacer clases en fundaciones u escuelas.
¿Cuándo jubilarse?
Hoy, la ley laboral permite que cada cual decida cuándo jubilar. Se debe tener claro que la expectativa de vida actual de un hombre es de 75 años y de una mujer 80, y que todos estamos hechos para trabajar; es parte de la conformación mental. Un individuo que deje de trabajar anticipadamente puede deteriorarse de forma muy rápida. Se enferman y mueren antes que aquellos que siguen activos.