Los tratamientos conservadores ayudan, pero la supermicrocirugía puede recuperar la función linfática.
En algunos casos, pacientes que han sido operadas de
cáncer de mama o algún
cáncer ginecológico desarrollan linfedema. Esto es una
acumulación de líquido que genera hinchazón (edema) en las extremidades. Este líquido (linfa), que es parte del sistema inmune, no puede llegar al sistema circulatorio por una alteración en su drenaje.
El
doctor Nicolás Pereira, cirujano plástico y reconstructivo de Clínica Las Condes, explica que existen algunos procedimientos para prevenir su aparición cuando está relacionado con el tratamiento del cáncer de mama.
“En los pacientes con riesgo de desarrollar esta enfermedad (ej.
vaciamiento o disección axilar), el tratamiento consiste en realizar una microcirugía al momento de realizar el tratamiento por el cáncer de mama para desviar el drenaje del sistema linfático al sistema venoso y así evitar que se acumule líquido en la extremidad”, señala el especialista. Esta microcirugía consiste en unir canales linfáticos por el que pasa la linfa (líquido) directamente con las venas.
Cuando el linfedema ya se produjo, la supermicrocirugía es un tratamiento que puede hacer que la linfa siga su camino hacia el sistema circulatorio.
“El tratamiento individualizado de los pacientes con linfedema es primordial. En algunos pacientes, el tratamiento conservador como
drenajes y
presoterapia puede ayudar, pero cuando eso no es suficiente o en algunos pacientes determinados, la cirugía es el tratamiento de elección”, indica el doctor Pereira.
Tratamiento quirúrgico para disminuir linfedemas
El tratamiento quirúrgico, busca
recuperar la función linfática. Actualmente, las técnicas más aceptadas son la anastomosis linfático-venosa mediante supermicrocirugía y el trasplante de ganglios autólogo (del mismo paciente).
La
supermicrocirugía, tiene varias ventajas. Se trata de una técnica de alta sofisticación, en la que se utiliza material ultra-fino y microscopio. “En esta cirugía se unen los canales linfáticos con las venas (anastomosis linfático-venosa) de manera de conseguir recuperar el drenaje linfático y evitar que se acumule líquido en las extremidades”, explica el doctor Pereira.
El trasplante de ganglios autólogo consiste en la toma de linfonodos del mismo paciente, desde un lugar cuya función no es primordial, para transferirlos mediante microcirugía a la extremidad enferma y así, intentar recuperar la función.
“Ambos procedimientos juegan un rol en la restitución de la función linfática y tienen indicaciones precisas”, señala el cirujano.
Antes de la microcirugía y la supermicrocirugía, se realizaban amplias resecciones de todo el tejido enfermo (linfedematoso) y se aplicaban injertos de piel en la extremidad, dejando serias secuelas del punto de vista estético. Este procedimiento, todavía se realiza cuando se trata de casos muy severos.