Aunque no es contagiosa, la dermatitis puede volverse muy molesta. Conoce cuáles son las más comunes y qué hacer para prevenir esta afección de la piel.
La
dermatitis se describe como una irritación a la piel que puede tener diferentes causas. Si bien los síntomas son variables, por lo general se presenta con
sequedad de la piel,
picazón,
descamación o
prurito, lo que puede ser muy incómodo para quien la presenta. “Descubrir las causas que la producen es importante para lograr un tratamiento eficaz y mejorar la calidad de vida del paciente”, comenta la
doctora Patricia Apt, dermatóloga CLC.
Los tres tipos más comunes son la
dermatitis por contacto, la
dermatitis seborreica y la
dermatitis atópica (eccema).
Dermatitis de contacto
En este caso, la inflamación a la piel
se produce al tener contacto con alguna sustancia o producto, generalmente de higiene o cosméticos. La más frecuente es la
dermatitis de contacto irritativa, que se presenta cuando el producto que ocasiona la inflamación tiene contacto con la piel en una concentración suficiente o cuando es usado en forma prolongada. El otro tipo es la
dermatitis de contacto alérgica, en la que basta un mínimo contacto para que la piel se inflame.
Los síntomas son enrojecimiento, descamación, prurito y unas pequeñas ampollas que aparecen en la zona afectada. En estos casos, la prevención es la principal herramienta, evitando el contacto con el producto que ocasiona la
dermatitis. Además, el dermatólogo puede recetar cremas o corticoides tópicos para aliviar los síntomas.
Si la dermatitis es
alérgica, en algunos casos se recomienda realizar un
test de parche para
identificar el alérgeno que causa el problema.
Es importante saber que existen trabajos que tienen más riego de sufrir este tipo de dermatitis como los del área de la salud, higiene industrial y alimentación, por lo que se hace necesario un lavado frecuente de manos debido al contacto permanente de químicos o productos que pueden irritar la piel.
Dermatitis seborreica
Es bastante frecuente y
afecta principalmente el cuero cabelludo y las
áreas seborreicas de la cara -cejas, lados de la nariz, debajo de los labios-, donde las glándulas que producen el sebo están más concentradas y activas.
Afecta a niños y adultos y es más frecuente en los hombres.
Su origen se debe a una composición anormal del sebo y a la presencia de un hongo que reside normalmente en la piel (Pityrosporum ovale). Puede ser un cuadro que remite por sí solo o transformarse en crónico.
En los niños, generalmente
aparece en el período de lactancia, entre los 3 a 8 meses de vida. La característica principal es una
descamación amarillenta o blanquecina, grasosa y que se adhiere a la parte superior de la cabeza. Además, puede existir enrojecimiento y descamación en los pliegues del cuello, axilas, ingles y detrás de las orejas.
En la mayoría de los lactantes no produce picazón y tiende a desaparecer espontáneamente.
En los adolescentes y adultos, suele aparecer en el cuero cabelludo, con leve enrojecimiento, picazón y descamación grasa (caspa grasosa adherida). También puede afectar a las cejas, zona del entrecejo y alrededor de la nariz. Si la descamación está muy adherida en el cuero cabelludo del lactante, se puede aplicar vaselina líquida con ácido salicílico en bajas concentraciones para soltarla.
En los adultos se puede usar un shampoo y cremas con medicamentos para eliminar hongos y, solo en casos severos, se utilizan lociones con corticoides para ayudar a desinflamar la piel, las que deben ser indicadas por un especialista. Si la dermatitis no cede, es importante consultar al dermatólogo para diferenciarla de otras enfermedades como la psoriasis.
Dermatitis atópica
Es una
enfermedad inflamatoria crónica y recurrente de la piel que afecta principalmente a
lactantes y
niños, pero que se puede presentar a cualquier edad. Suele asociarse a otras condiciones como asma bronquial y rinoconjuntivitis alérgica, por lo que es frecuente encontrar estos antecedentes en el paciente y su familia.
Su síntoma principal es el
prurito o picazón debido a la presencia de una piel hipersensible y
más seca de lo normal, aunque con variaciones según la edad del paciente. Durante la lactancia predominan las placas en la cara y si se mantiene durante la edad infantil, pueden aparecer placas crónicas sobre los pliegues.
Los síntomas tienden a mejorar en verano y a empeorar en los meses de otoño y primavera. Existe un
componente genético importante, además de una alteración en la función de barrera de la piel de estos pacientes, por lo que deben ser tratados de manera especial, con cuidados específicos, resultando fundamental el uso de cremas que deben ser recetadas por un especialista.
¿Cuándo consultar con un médico?
- Las molestias no te dejan hacer tus actividades cotidianas.
- Aparecen heridas por rascarte.
- Has probado con cremas humectantes comunes u otros productos de venta libre y no te han dado resultado.
¿Cómo prevenir?
- Tomar duchas más cortas y con agua tibia, no caliente.
- Evitar el jabón y preferir geles de baño o aceites.
- Secarse con suavidad.
- Mantener la piel humectada.
- Lavarse las manos con un jabón hipoalergénico, sin perfume.
- En caso de exposición a detergentes, cloro u otros productos de limpieza, siempre se deben usar guantes.
¿A qué señales debemos atentos?
La dermatitis se reconoce por los siguientes síntomas:
- Piel roja, partida, descamada e inflamada.
- Rezumación (pequeñas vesículas que se rompen y aparece líquido en la zona)
- Prurito (picazón) intenso en la zona de la piel afectada.