Diabetes: Acceso a la bomba de insulina
30 de abril, 2018
·Adultos
En Chile 6,5 personas de cada 100.000 habitantes tienen diabetes.
Desde el año pasado los pacientes con
diabetes mellitus tipo 1 se pueden beneficiar con la inclusión de la
bomba de insulina que ahora es parte de la
Ley Ricarte Soto.
Esta patología, generalmente es detectada en los pacientes antes de los 20 años y hace que el cuerpo no produzca insulina. Por esta razón, la bomba se encarga de administrar insulina constantemente a los pacientes, las 24 horas del día, a través de un pequeño catéter y una cánula que se implanta bajo la piel.
La dosis de insulina se regula según las necesidades de cada paciente y se puede detener su infusión frente a una hipoglicemia.
La Ley Ricarte Soto es un sistema de protección financiera para diagnósticos y tratamientos de alto costo con cobertura universal. Es decir, otorga protección financiera a todos los usuarios de los sistemas previsionales de salud (Fonasa, Isapres, Capredena y Dipreca) sin importar su situación socioeconómica.
Los pacientes que pueden acceder a este beneficio son quienes tengan requerimiento de
micro dosis de insulina y que a pesar de llevar una correcta adherencia al tratamiento no logran un
control glicémico apropiado y pacientes con buena adherencia al tratamiento que presentan episodios de hipoglicemias severas e inadvertidas.
“El tratamiento reduce la cantidad de inyecciones diarias, consiguiendo un adecuado control glicémico y de esta forma permite disminuir el riesgo de complicaciones agudas como hipoglicemias o hiperglicemias graves, intentando también minimizar las complicaciones de largo plazo de una diabetes mal tratada como la ceguera, amputaciones y diálisis, entre otras”, explica la
doctora Carmen Gloria Bezanilla, diabetóloga de Clínica Las Condes.
Aunque no hay edad para comenzar a usar la bomba de insulina no todos son candidatos para su uso. La clave principal para el éxito de la terapia es el compromiso y motivación del paciente y su familia. “La bomba de insulina no funciona sola. Hay que ingresarle los datos para la programación específica de cada paciente. Esto, además del autocontrol y la educación, es fundamental”, dice la doctora Bezanilla.