Los miomas son tumores uterinos benignos frecuentes que pueden generar aumento de sangrado, dolor e incluso infertilidad. Conoce a continuación cómo detectarlos y tratarlos.
Los miomas tienen su origen en el crecimiento anormal de las células de músculo liso del útero. Adoptan formas redondeadas o elípticas y pueden alcanzar, luego de años de crecimiento, grandes tamaños e incluso llegar a pesar kilos.
El
doctor Rodrigo Enríquez, ginecólogo y especialista de la
Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Las Condes, explica que en su mayoría son asintomáticos y que se presentan en un 30% de las mujeres mayores de 30 años y en hasta el 70% de las mujeres mayores de 50. Dependiendo de su ubicación, número y tamaño, pueden generar sangrado menstrual exacerbado,
dolor menstrual e
infertilidad.
Asimismo, los miomas de la cara anterior del útero, que comprimen la vejiga y vías urinarias, pueden ocasionar aumento de la frecuencia urinaria, micción nocturna y síntomas obstructivos.
¿Cómo se diagnostican?
Los miomas uterinos suelen diagnosticarse ante la presencia de síntomas característicos, luego de un examen ginecológico y, el examen que confirma su presencia, es la
ecografía ginecológica (abdominal o vaginal).
¿Cómo afectan la fertilidad?
La mayoría de las mujeres que se embaraza portando miomas uterinos presentará una evolución normal de su gestación, asegura el especialista.
Sin embargo, aclara que en el caso de los miomas de
ubicación intracavitaria, así como las mujeres que presentan grandes o múltiples miomas, tienen mayor riesgo de desarrollar complicaciones de su gestación.
Estas complicaciones pueden ser: síntomas de aborto y pérdida del embarazo; rotura de membranas y
parto prematuro;
desprendimiento de placenta; hemorragias; dificultades para
parto vaginal; mayor incidencia de
operación cesárea, así como
hemorragias en el posparto.
Por lo anterior, el doctor recomienda que la paciente que porta miomas acuda a su ginecólogo para discutir la conveniencia de extirpar los miomas una vez que decide embarazarse.
“Los miomas que crecen dentro de la cavidad uterina, son los que tienen el mayor efecto adverso para lograr una gestación, como también los que -por su tamaño o ubicación- deforman intensamente la cavidad uterina o
Trompas de Falopio. De esta forma, disminuyen la probabilidad de concepción, implantación y desarrollo de la gestación”, detalla.
Por otro lado, en pacientes con infertilidad de origen inexplicado y presencia de múltiples pequeños miomas, se ha observado un aumento de la probabilidad de concepción luego de su remoción. “Es recomendable una consulta al subespecialista de medicina reproductiva para discutir la conveniencia de tratar los miomas como parte del manejo de una infertilidad conyugal; discutir los beneficios y potenciales riesgos de su presencia, así como de su tratamiento y cómo pueden afectar una futura gestación, en cada caso en particular”, señala.
¿Cómo se tratan los miomas uterinos?
La mayoría de los miomas uterinos, especialmente los pequeños y que no generan síntomas, no requieren tratamiento y solamente deben controlarse con regularidad.
Las pacientes que presentan sangrado excesivo y anemia, se pueden manejar con antiinflamatorios,
anticonceptivos o progestágenos orales y
ácido tranexánico (ambos buscan disminuir el sangrado). El sangrado anormal también puede corregirse, con la inserción de un dispositivo intrauterino liberador de progesterona.
Los miomas que generan sangrado hemorrágico,
anemia, dolor severo o infertilidad, así como los que se encuentran adentro de la cavidad uterina, son candidatos a
resección quirúrgica, por vía vaginal o abdominal. Los miomas que presentan un rápido crecimiento en la
postmenopausia, tienen
indicación quirúrgica, por sospecha de malignización.
Otras alternativas menos utilizadas, o aún en evaluación, son los
moduladores selectivos de progesterona (Mifepristona y Ulipristal). Medicamentos que disminuyen el tamaño y síntomas, pero que exhiben altas tasas de recidiva o la
miolisis por radiofrecuencia, que busca la disolución a través de hondas y que pueden reducir su tamaño parcialmente (50%).
En tanto, en casos de pacientes con elevado riesgo quirúrgico (enfermedades concomitantes), se ha usado la
embolización arterial selectiva con buenos resultados a largo plazo.
¿En qué consiste la cirugía?
La cirugía consiste en su escisión mediante
histeroscopía (instrumento que se inserta adentro del útero, a través del cuello uterino), por vía
laparoscópica (por vía abdominal, a través de mínimas incisiones) y a través de
laparotomía (cirugía con incisión abdominal), especialmente en caso de miomas de gran tamaño.
Una vez resecados los miomas, la recuperación suele ser rápida, especialmente cuando el procedimiento es efectuado por vía endoscópica (histeroscopía y laparoscopia), con progresiva regresión de los síntomas, mayor probabilidad de embarazo y mejor pronóstico en la evolución de la gestación.