Principales complicaciones en el embarazo
05 de agosto, 2019
·Maternidad
Las siguientes patologías requieren de un control especializado con distintos exámenes, así como de una evaluación permanente de la condición fetal. Para ello, mantener los controles periódicos con el ginecólogo es fundamental.
- Preeclampsia o hipertensión arterial: Supone un aumento en la cifra de presión arterial por sobre los valores normales. Se distinguen distintos tipos de hipertensión arterial según el momento de presentación, severidad y compromiso de otros órganos. Entre los síntomas más frecuentes están el dolor de cabeza (cefalea) y la hinchazón de pies y manos (edema). Para confirmar el diagnóstico se realizan exámenes de sangre (hemograma con plaquetas, perfil bioquímico y orina de 24 horas) y el tratamiento dependerá de la severidad del cuadro médico.
- Diabetes gestacional: Su diagnóstico se realiza en base a la alteración de un examen de sangre: la curva de tolerancia a la glucosa, que se solicita a las pacientes embarazadas entre las 22 y las 28 semanas de gestación. En general no hay síntomas clínicos importantes, incluso cuando puede haber un aumento exagerado del peso materno, así como del volumen de líquido amniótico. El tratamiento se basa en un régimen de alimentación con restricción de azúcares.
- Amenaza de parto prematuro: Se sospecha cuando aparecen contracciones uterinas regulares y de intensidad variable, acompañadas por cambios en el cuello uterino antes de las 36 semanas de embarazo. Enfrentados al diagnóstico, se deben realizar algunos exámenes a la madre, principalmente orientados para descartar alguna infección, y un registro de la frecuencia cardíaca fetal y de las contracciones uterinas (monitoreo basal). El tratamiento supone hospitalización y medicamentos para suprimir las contracciones uterinas y así avanzar en edad gestacional y evitar un parto prematuro.
- Restricción del crecimiento fetal (RCIU): Este diagnóstico se sospecha cuando la estimación del peso fetal es menor que la esperada para la edad gestacional. Es producido por distintas causas, entre las que destacan la hipertensión arterial, el bajo peso materno, algunas infecciones congénitas, trombofilias y genopatías. Debe investigarse la causa subyacente y evaluarse de manera estricta la condición fetal. Según ésta y la edad gestacional al momento del diagnóstico, puede plantearse el momento y la vía del parto.