Descubre cómo nos afectan y sigue algunas claves para lograr un sueño reparador.
En normal sentir ansiedad y estrés en algunos momentos de la vida, ya que es un mecanismo que nos pone en alerta ante situaciones consideradas amenazantes, aumentando nuestro nivel de alerta y preparándonos para afrontarlas. Sin embargo, esta respuesta mental y fisiológica generan repercusiones en los ciclos de sueño.
“La ansiedad, la angustia, el estrés y todos los cuadros anímicos en el espectro de la ansiedad generan una serie de cambios bioquímicos y de neurotransmisores a nivel del organismo, liberando diferentes sustancias que hacen que el funcionamiento del organismo esté “más acelerado de lo normal” y eso incluye que la capacidad de descansar, reponerse y sobre todo mantener un sueño que sea de buena calidad con una arquitectura conservada y reparador vaya disminuyendo” comenta el
Dr. Esteban Basáez, neurólogo y jefe del Centro de Innovación de Salud CLC.
¿Cómo reconocer las señales de ansiedad y estrés?
Las señales abarcan tanto la esfera cognitiva como física, identificándose síntomas como:
- Sensación de temblor.
- Sensación de sudoración permanente -especialmente en palmas y plantas-.
- Taquicardia y palpitaciones.
- Sensación de tensión e intranquilidad.
- Cambios de humor y aumento de las emociones, por ejemplo, sentir rabia, estar más irritable o decaído de lo habitual.
Efectos en el sueño
El sueño es un período de descanso que se alterna con la vigilia y es fundamental para el óptimo funcionamiento de nuestro organismo y está estructurado por distintas fases o etapas que componen la llamada arquitectura del sueño. Para lograr un sueño reparador debemos completar todas las etapas de este proceso, correspondientes a las fases de sueño superficial, intermedio o profundo, reparador y REM.
En este contexto, el neurólogo explica: “en periodos de estrés, tensión o ansiedad, la fase de sueño reparador es la que se ve disminuida o fraccionada a causa de micro despertares. El resultado es que la arquitectura del sueño y su organización sea menos eficiente, lo que se traduce en un sueño de menor calidad y menos reparador”.
Las consecuencias de esta interrupción en el sueño, sumada al estrés y ansiedad, pueden ser:
- Menor rendimiento cognitivo.
- Falta de concentración.
- Mayores periodos de somnolencia.
- Menor eficiencia en aspectos laborales, sociales y familiares.
¿Cuándo consultar?
Si los síntomas antes mencionados están interfiriendo en la realización de la vida cotidiana, se debe consultar de manera oportuna a un neurólogo o un psiquiatra.
Consejos para dormir mejor
El doctor Esteban Basáez, comparte las siguientes recomendaciones para tener una mejor calidad de sueño: “en general todo se podría englobar en el estilo de vida saludable, tratar de mantener horarios fijos de despertar y acostarse, de trabajo y relajo, junto con una alimentación balanceada. También realizar actividad física, exponerse a la luz solar y a la hora de dormir, generar un espacio favorable y cómodo para este periodo de descanso”.