No poder estar lejos del teléfono y las redes sociales pueden ser síntomas de adicción. Educarse en tecnología, parece una necesidad.
Estamos frente a una
adicción cuando una conducta empieza a afectar la forma normal de vida y a afectar la calidad de ésta, y en el caso de la relación con los celulares podría relacionarse con la
conducta compulsiva de revisar constantemente el teléfono, los likes que tuvo en una publicación de Instagram o Facebook, o los mensajes por Whatsapp.
“Sin embargo, este tipo de conductas se cruza con la utilidad que tiene la tecnología”, dice el
psicólogo Gabriel García, experto en adicciones de Clínica Las Condes.
“Hay que tener un
equilibrio, porque en estas situaciones uno tiende a demonizar la tecnología y es muy importante sacar esa estructura, porque es algo que está incluido en la sociedad y que va en aumento. Es cosa de ver las nuevas generaciones, que nacen involucrados con la tecnología y tienen que convivir con eso en el colegio, o en la adolescencia, tiene que socializar a través de esto, hacer tareas, y los adultos trabajamos con eso también”, indica.
En el fondo, no es necesario quitarlos completamente, pero se puede realizar el llamado “ayuno tecnológico”, que son períodos sin tecnología o sin celular. Sin embargo, tiene que ser completado con una evaluación, pues detrás de la manía de revisar el teléfono puede haber otras cosas.
“Lo importante es
hacer evaluación personal. Darse cuenta cuándo está afectando más de lo común. En los adolescentes, la familia se puede dar cuenta, pero en el caso de los adultos si sienten que está afectando su manera de vivir, sus conductas normales o calidad de vida, tienen que buscar asistencia profesional para evaluar si de verdad es una adicción a la tecnología, porque puede ser obsesión, dependencia”, sostiene.
Cabe mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya clasificó el uso abusivo de los
videojuegos como un desorden de comportamiento, y ya se está evaluando si se incluye en la misma clasificación a las redes sociales e internet.
¿Qué es educarse en la tecnología?
¿A qué edad los niños deberían tener acceso a
internet? ¿Pueden tener redes sociales? ¿Cómo les prohíbo usar el teléfono si yo no puedo dejar de hacerlo? Son algunas de las preguntas típicas de los padres en estos días en que la tecnología está en todas partes y las redes sociales dan señales de que pueden volverse una obsesión.
“Hay chicos que a los 16 años no pueden manejar situaciones sociales tan complejas, es similar a estar en recreo todo el día”, dice el especialista.
Si es que se ha hecho una co-construcción, la conversación sale más fluida cuando se quiere hablar de
límites con los niños. “Cuando no se estableció eso, cuando los padres se encuentran que el niño tiene una vida completa construida en el celular, es más difícil. Es importante hablar claro y ser honesto, que los papás sepan que al tener internet ilimitado se abren a contenidos como sexualidad,
bullying, u otras situaciones complejas de manejar. Hablar desde el cariño y no una cosa que se establece como algo autoritario”, dice.
“A veces a los papás les da miedo, pero hay que decir ‘a mí también me cuesta, trabajemos juntos’. Todos esos acercamientos facilitan el contacto más allá de la norma. Los chicos tienen hoy más información, tratar de vender la pomada no sirve”, asegura.