El sueño es la actividad que ocupa la tercera parte de la vida del ser humano, consistente en un estado fisiológico, activo y rítmico, que aparece cada 24 horas y se alterna con la vigilia.
Las funciones del sueño se han estudiado por décadas, planteándose varias teorías al respecto, y pudiendo destacar que la función del sueño es una actividad absolutamente necesaria e imprescindible ya que, durante la misma, se llevan a cabo funciones fisiológicas para el equilibrio psíquico y físico de los individuos tales como: restablecer el almacenamiento de energía y consolidar la memoria.
La duración del sueño nocturno varía en las distintas personas y oscila entre 6 y 12 horas, siendo la duración más frecuente de 7 a 8 horas. En una misma persona, la necesidad de sueño puede cambiar de acuerdo a la edad, al estado de salud, al estado emocional y otros factores.
El tiempo ideal de sueño es aquel que nos permite realizar las actividades diarias con normalidad y despertar recuperado después de la “jornada” nocturna de sueño.
El sueño ha experimentado grandes modificaciones y “desmedros” a lo largo del tiempo, dedicando cada vez menos tiempo para dormir, privilegiando otras actividades ya sean laborales, académicas y/o sociales. En otras palabras, la forma de vida actual, con sus “prisas”, su ritmo acelerado y sus exigencias, propicia un aumento de las personas que sufren de trastornos del sueño.
El dormir poco constituye hoy en día una característica lamentable y alarmante de la sociedad moderna. Lo que puede conducir finalmente a una “torturante imposibilidad” para quedarse dormido, es decir, “la pérdida de un bien no valorado” (querer dormir sin éxito), el cual puede afectar a todos los seres humanos, sin importar la edad de la persona, su condición socioeconómica, su religión, su raza o su estado físico.
El interés médico y científico, así como la investigación clínica, han permitido progresivamente ampliar los conocimientos sobre el dormir y sus diferentes trastornos, tales como el insomnio, los Trastornos Respiratorios del sueño, las Hipersomnias diurnas, las Parasomnias (Sonambulismo, Terrores nocturnos, Pesadillas), el Síndrome de Piernas Inquietas entre otros; así como sus graves implicancias en la calidad de vida del ser humano y las serias repercusiones sobre la salud pública.
Por este mismo motivo, cada vez cobran más relevancia los centros especializados en el estudio, diagnóstico y tratamiento de las diferentes alteraciones del sueño, privilegiando un enfoque multidisciplinario e integral, de manera que el paciente sea el mayor beneficiado.