Es independiente del sexo y el género, y es un proceso complejo y multifactorial.
La
orientación, tendencia o inclinación sexual, se refiere a quien una persona se siente atraído sexualmente y es un proceso personal que involucra muchas variables. “El desarrollo de la orientación sexual es un proceso que comienza desde que se nace y culmina al término de la adolescencia”, explica la doctora
Ximena Sepúlveda, jefa de psiquiatría infantil y adolescencia de Clínica Las Condes.
Es independiente del sexo y el género, existiendo la
heterosexualidad (atracción hacia personas del sexo opuesto), la
homosexualidad (atracción hacia personas del mismo sexo), la
bisexualidad (atracción hacia personas de ambos sexos) y la
asexualidad (no hay atracción sexual).
Ser gay, bisexual o heterosexual no es una elección, de hecho, para la mayoría de las personas, la orientación sexual surge sin ninguna experiencia sexual previa.
Conocer la propia orientación sexual “es un proceso
complejo y
multifactorial”, señala la especialista. La orientación sexual tiene que ver con quién es el objeto de atracción sexual, amor y deseo, y las hormonas “juegan un papel muy bajo, ya que en la mayoría de la población homosexual no se encuentran alteraciones hormonales”, indica.
La psiquiatra señala que cuando se promueve la aceptación, validación y cariño en la familia, se facilita la construcción de un individuo sano, coherente y feliz, independiente de su orientación sexual. “El
acompañamiento familiar es uno de los factores de más peso en el bienestar de estas personas”, sostiene.
“Lo aconsejo no porque sea algo modificable, sino más bien para poder acompañar en el proceso, tanto al niño como a su familia. Es clave ir elaborando los sentimientos y aceptándolos”, dice la doctora Sepúlveda. Sentirse diferente, discriminado o creer que hay algo mal con uno mismo, puede ser un sentimiento muy común, y en algunos casos es recomendable la ayuda de un
experto para evitar que se presente un
cuadro ansioso, depresivo o conductual.