Si estás teniendo dificultades académicas, lo primero que debes saber es que se puede solucionar. Lo importante es pedir ayuda.
Si de pronto te das cuenta que tienes tus cuadernos incompletos, que no preparas las pruebas, que estás estudiando de forma desordenada, que todo te da lata, que te sientes angustiado y sobre, exigido, probablemente estás pasando por una mala etapa en tu proceso de formación… Lo fundamental es resolver el problema, y ahora. Ten la confianza que se puede.
Según el psicólogo del Centro de Adolescentes y Jóvenes de CLC, Ricardo Musalem, los problemas académicos se manifiestan en bajas calificaciones, en dificultad para comprender y en conductas como falta de responsabilidad y de motivación, en nula organización, en pérdida de confianza, y en una carencia de compromiso con todo lo que se hace a nivel educacional. Estos problemas están condicionados tanto por factores externos (educación y familia) como por factores individuales.
Lo más importante es que, si te sientes identificado con lo descrito anteriormente, sepas pedir ayuda o la aceptes si te la ofrecen. Los psiquiatras, psicólogos o psicopedagogos pueden ser fundamentales en revertir el proceso. “La clave está en no perder la confianza en ti mismo y en tu capacidad de aprender”, señala el especialista.
Los Modelos Educativos
En el mundo existen –principalmente– tres modelos educativos: el individual, el competitivo y el cooperativo. El primero es el que te exige cumplir con tus responsabilidades y el que te enseña que mientras lo hagas de esa manera, todo estará bien. El competitivo quiere que seas el mejor y te destaques. El problema es que hay comparación entre los alumnos, es decir, se necesita que a otros les vaya peor para ser el mejor. “Es un sistema bastante peligroso, ya que quienes no logran ser destacados pueden presentar trastornos emocionales, de inseguridad y generar sentimientos de incompetencia”.
La tercera forma de educar es a través de la cooperación, esto significa pensando ‘yo aprendo de ti y tu de mí’; buscar metas en común a través del trabajo con los compañeros. “Esto lleva a optimizar las capacidades individuales y tiene efectos muy positivos en el desarrollo emocional, en la autonomía y en la autoeficacia. Lo central es que los estudiantes sientan que con los demás se puede lograr lo que de manera individual no se puede. Aprender juntos hace el trabajo escolar más entretenido, se comprenden mejor las materias y se recuerdan más. Además, mejora la convivencia y se desarrollan habilidades sociales”.
La Familia
Tanto lo que sucede dentro del grupo familiar como sus reacciones también son muy importantes a la hora de analizar los problemas académicos, sugiere el psicólogo de CLC. Lo mismo analizar cómo se manejan las metas académicas dentro de la familia. Y las siguientes reflexiones pueden dar algunas luces de dónde podría estar generándose el problema: ¿Qué dicen tus padres si te va mal en el colegio o la universidad? ¿Te estimulan o te reprochan? ¿Hay rivalidades entre tu rendimiento estudiantil y el de tus hermanos? ¿Lo hacen notar? Y en cuanto a ti mismo ¿Te cuesta aceptar las dificultades? ¿Eres hipercrítico de tu rendimiento? ¿Es tu madre o tu padre muy sobreprotector? ¿Te sientes muy dependiente de ellos y si no están a tu lado no te esfuerzas?
Factores Individuales
Son factores que pueden llevar a generar, mantener o aumentar las dificultades académicas. Poder reconocerlas puede ser de gran ayuda cuando de buscar soluciones se trata.
PROBLEMAS COGNITIVOS: se traducen, por ejemplo, en la dificultad de un joven en la capacidad de síntesis, de deducción o de comprensión de lectura.
TRASTORNOS ESPECÍFICOS DE APRENDIZAJE: Entre estos se destacan la dislexia, la disgrafia, el déficit atencional y las dificultades para tener un aprendizaje integrado, para focalizarse y para tener habilidades ejecutoras. “El déficit atencional debe ser manejado, ya que de no ser así puede dejar importantes secuelas; los menores quedan atrás en la formación académica y eso deteriora la autoestima. Con un tratamiento adecuado, los cambios son positivos e importantes”.
TRASTORNOS EMOCIONALES: Surgen como reacción ante una situación vital difícil de asumir como la separación de los padres, duelos o rupturas amorosas.
INTOLERANCIA AL ESTRÉS Y AUTOEXIGENCIA. Se trata de características personales de los jóvenes que generan ansiedad e inseguridad. Estos jóvenes son aquellos que tienen necesidad de controlarlo todo, son perfeccionistas, cuando algo no les resulta pueden tener expectativas catastróficas y muchas veces presentan reacciones ansiosas.
FALTA DE MADUREZ. Algunos jóvenes tienen una visión circular del tiempo, se centran solo en lo inmediato, buscan lo más cómodo y no lo que exige trabajo duro. No han logrado tener una visión de futuro de sí mismos y puede relacionarse con no darle valor al estudio. “Este tipo de jóvenes piensa: ‘no importa la nota, lo importante es que salve’. Son pasivos frente al aprendizaje y cuando enfrentan un obstáculo, se rinden”.
RELACIÓN CON PROFESORES Y COMPAÑEROS. Algunas experiencias negativas con profesores pueden dañar de manera importante la autoestima académica del joven, o bien desmotivarlo. “También pueden afectar el aprendizaje y los resultados académicos, la presencia de situaciones conflictivas con compañeros, bullying, aislamiento del grupo o rechazo”.
Estudiar en grupo puede ser mucho más motivante que hacerlo solo y es una buena medida para tener más confianza.
Punto Joven
Conectados Contigo
Para ayudar a los jóvenes a resolver dificultades académicas se requiere un trabajo en equipo. En el Centro de Adolescentes y Jóvenes de CLC se abordan estas dificultades con una visión sistémica. Se analizan los factores individuales, familiares y escolares. Lo importante es lograr un diagnóstico preciso y desarrollar estrategias coordinadas e interdisciplinarias.
Tips para Jóvenes
- Es fundamental saber valorizar los errores. Estos deben formar parte del aprendizaje. Acertar y errar están dentro del mismo proceso de aprender.
- Estudiar en grupo. Es una excelente alternativa, sin embargo, debes tener cuidado en que no haya algunos integrantes que descansen en el esfuerzo del otro. Lo recomendable es un grupo de estudio de tres personas con el objeto de preparar y corregir pruebas y tareas, completar apuntes, o leer un libro y conversarlo. Estudiar con amigos puede ser mucho más motivante que hacerlo solo y es una buena medida para tener más confianza.
- Ponerse metas. ¿Adónde quieres llegar (metas alcanzables)? ¿Cuáles son los beneficios de llegar hasta ahí? ¿Qué tienes que empezar a hacer y qué tienes que dejar de hacer para alcanzarlas?
- Identificar fortalezas y utilizarlas para alcanzar las metas. Si tienes buen humor, trata de ponerle humor al estudio; si eres artista, pinta o dibuja lo que tienes que aprender; si eres un buen conversador, haz un debate sobre el tema; si te gusta el deporte, haz muchos ‘ejercicios’ y ‘entrénate’ en la materia.
- No estudiar por la nota. Estudia por lo que quieres ser, aprender o saber. Recuerda que la nota es solo una información acerca de cómo va tu aprendizaje. No es señal ni de lo que vales, ni de lo que eres. Es solo una medida que te orienta. Lo más importante es lo que pasa después que te sacas una nota, usa esa información para formarte bien en lo que estás más débil.
- Identifica los hábitos personales que no te sirven: ser desordenado, postergar todo, etc. Todo eso aumenta tu inseguridad. Si los sacas de tu vida estarás más tranquilo y eso te ayudará a ser un mejor estudiante.
- Busca el equilibrio. Es importante lograr equilibrio entre el tiempo dedicado al estudio, a la recreación y al descanso. Acostarse a una hora prudente, evitar carretear en exceso, darle un tiempo al estudio preocupándose de desconectarse del chat, celular y otras distracciones. La mente no trabaja bien si está dividida.
- Trabaja en tus estudios reconociendo lo positivo. Tienes que darte cuenta que puedes hacer las cosas bien. Valorizar aquello de lo que eres capaz te llevará a tener confianza en ti mismo y eso te dará buenos resultados.
Tips para Padres
Los padres no deberían “mandar a estudiar” a sus hijos ni hacer las cosas por ellos. Los éxitos y fracasos le pertenecen al joven y no a sus padres. Es de vital importancia favorecer su autonomía y el sentido de propiedad de sus logros y fracasos.
Su rol es ser orientadores y facilitadores del proceso de aprendizaje de sus hijos, reforzadores de la confianza en sus capacidades, inspiradores de deseos de logro. El mayor recurso o valor que puede tener un joven es la confianza en su capacidad de aprender. Esa es la gran tarea de los padres.
Es fundamental saber que los niños tienen un instinto epistémico; un instinto por conocer las cosas tal como son. Entonces, ante un problema académico o mala nota, jamás hay que “tirar para abajo” al menor descalificándolo con críticas o cuestionamientos negativos; la idea es que se conecte con sus ganas de aprender y de descubrir “lo que hay detrás” del problema.
Hay que estar atento frente a cualquier manifestación de ansiedad o rechazo asociado a un problema académico. El joven necesita de sus padres una actitud de acompañamiento, de apertura a pensar la situación problema, no un recordatorio de cómo debería ser o actuar.
Cuando hay situaciones que se repiten, desmotivación permanente e insatisfacción en la relación con el colegio, es probable que se esté frente a un problema que se ha hecho crónico, por lo cual se debe pedir ayuda con un psiquiatra, psicólogo o psicopedagogo para investigar qué puede estar pasando y evitar que se compliquen problemas que podrían resolverse fácilmente si se detectan a tiempo. Los problemas sin resolver que se hacen crónicos llevan a una sensación de desesperanza, aburrimiento y afectan la autoestima académica.
Las Madres
Hay muchos casos en los que las mamás sienten como desafío personal el que a sus hijos tengan un buen rendimiento académico. Y piensan que son buenas mamás si a sus hijos les va bien. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado ya que esta actitud trae muchos costos en la relación, estrés y críticas.