Además de observar las conductas de riesgo como el aislamiento, es necesario hablar del tema.
Hablar de
suicidio siempre ha sido complejo para las familias, exista o no un caso como antecedente. “Antiguamente había un mito sobre que hablar del suicidio podría promover esa conducta. Eso se ha desestimado con el tiempo, hablar puede ayudar a prevenirlo, silenciarlo puede ser peor”, indica la doctora
Javiera Mayor, psiquiatra infanto juvenil de Clínica Las Condes.
Para conversar sobre el tema hay que hacerlo de forma natural, recomienda. “Tampoco poniendo el suicidio como algo positivo, sino que dar el mensaje de que
es algo que puede ser evitable; desde una persona con un estado emocional o del pensamiento alterado, que no supo pedir ayuda y era algo que podía ser transitorio y podía tener solución. No dar tantos detalles ni glorificar a quien se suicida”, indica.
Asimismo, la especialista indica que se debe hablar como una situación dolorosa, evitable y prevenible, donde se pudo haber buscado ayuda. “Hay que preguntarles
qué piensan, opinan, qué han sabido, ir chequeando sus reflexiones. No tener miedo a esto, no justificarlo, esto es poner sobre la mesa qué cosas se pueden haber hecho distintas. Lo que más sirve es la comunicación familiar”, enfatiza.
El suicidio no tiene factores de riesgo y es muy difícil para los especialistas saber si alguien se puede suicidar o no. “Cuando uno entra a la generalización puede llevar a la falsa idea de que ciertas cosas -de forma lineal- producen el suicidio. Lo que está
demostrado que es preventivo es la
presencia de una familia, un clima cálido, acogedor, la
buena comunicación, la conexión, la capacidad de escucha empática de padres a hijos. Es simple, aunque a veces difícil de lograr, pero está demostrado que es un factor protector”, asegura la doctora.
Aislamiento en adolescentes
Existen distintos motivos por los que un adolescente puede decir o mostrar que nada le importa y, aunque es propio de la etapa por la que pasan, hay detalles a los que poner atención para saber cuándo intervenir.
“Hay diferencias entre aislarse por buscar privacidad, que aislarse por no poder comunicarse”
— Dra. Javiera Mayor
“Es enorme la diferencia entre el silencio tranquilo, con una persona. Es más problemático, más asociado a sufrimiento interno. El otro es buscar espacio, privacidad, identidad”, indica el doctor
Hernán Álvarez, psiquiatra infanto juvenil de Clínica Las Condes.
¿Cómo acercarse a los jóvenes?
De acuerdo con el especialista, hay que esperar que ellos dejen que suceda. “Hay que mantener la
oferta permanente de contacto, invitar a un café, un helado, preguntarles qué te parece lo que salió en el diario, no ir dos cucharadas y preguntar de inmediato “¿qué te pasa?”, recomienda el doctor Álvarez.
Por otro lado, el especialista indica que “el adolescente está desarrollando habilidades para expresarse, por lo tanto, a veces no es fácil mostrar incomodidad frente a los padres o a los pares. El acercamiento debe ser una oferta continua, esperando que llegue el momento”, dice.
Existen 3 cosas importantes para marcar una diferencia a la hora de detectar una
depresión a tiempo:
- La contención.
- Una buena relación.
- Una comunicación abierta con los hijos
Por lo mismo, para descartar un cuadro depresivo, se debe poner atención a los siguientes síntomas:
- Cambios en el apetito (pérdida o aumento).
- Dificultad para concentrarse.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Dificultad de memoria.
- Fatiga.
- Sentimiento de agitación, inquietud e irritabilidad.
- Sentimientos de minusvalía, desesperanza, tristeza o culpa.
- Pérdida de interés o el placer en actividades que antes eran divertidas.
- Pensar o hablar acerca del suicidio o la muerte.
- Problemas para dormir, sueño excesivo o somnolencia diurna.