Mantener una temperatura y humedad adecuadas y saber cuáles son los pro y contras de los diferentes sistemas de calefacción, son los primeros pasos para un invierno saludable.
Cada día estamos menos dispuestos a pasar frío. Queremos andar menos abrigados, nos gustan las casas más calefaccionadas y nos encantaría poder estar en manga de camisa en pleno invierno. Por otro lado, los sistemas de calefacción se han ido perfeccionando cada vez más y la oferta en esta época del año es bastante amplia.
En primer lugar, hay que aclarar que para un ambiente climatizado saludable la temperatura no debiera superar en invierno los 19 a 20 grados y, en la noche, un par de grados menos para un dormir sano. ¿Por qué? Porque los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior son los que generan y favorecen las infecciones virales.
Por esto, lo recomendable es que en los meses fríos es mejor abrigarse más que tener una mayor cantidad de estufas prendidas o subir el termostato de la calefacción. Lo mismo, procurar una temperatura lo más pareja posible dentro de la casa y no lo que ocurre muchas veces, que se calefacciona más un sector que otro y los niños, inevitablemente, pasan de una pieza calurosa a otra más fría consiguiendo el ambiente indicado para que se resfríen.
El ambiente
A los cambios de temperatura hay que sumar otros dos factores que predisponen a sufrir enfermedades en esta época. Por una parte, la contaminación ambiental de nuestra capital. “La contaminación inflama la mucosa de las vías respiratorias altas, que es el órgano de choque y una de las razones por la cual se paralizan los cilios (pelitos de la nariz) que son nuestros mecanismos de protección al filtrar el aire”, explican los expertos de Clínica Las Condes.
Por otro lado está la contaminación intradomiciliaria, aquella provocada por estufas sin ventilación exterior o cámara cerrada de combustión, por humo de cigarrillo, gases tóxicos, polvo y humedad, dentro de lugares cerrados como casas, colegios y oficinas y que afectan la salud de quienes usan esos recintos.
Cabe destacar que este tipo de contaminación puede representar un riesgo importante para la salud si se considera que en general los individuos permanecen más de 80% de su tiempo en ambientes interiores y 60% de este, en sus hogares.
Una casa sana es un lugar templado, bien ventilado y bien asoleado (el sol disminuye los ácaros de polvo de las habitaciones y mantiene la temperatura). Además, lo ideal es que el aire de un espacio no sea ni muy seco ni muy húmedo, y para eso conviene saber las virtudes y los defectos de los distintos sistemas de calefacción y estufas.
Calefacción y contaminación
En general, con excepción de las estufas eléctricas, las losas radiantes, los radiadores y los calefactores que cuentan con sistema de cámaras de combustión cerradas y evacuación externa de los gases generados producto de la combustión, todo el resto de las calefacciones contaminan el aire interior de una casa. Entre estas podemos mencionar las chimeneas a leña, las estufas catalíticas y las que son, por lejos, las más dañinas, las que combustionan parafina o gas.
Sucede que para generar calor, todas necesitan consumir oxígeno mientras liberan carboncillo, partículas de gas, sustancias toxicas y, dependiendo de su configuración, aumentan la humedad ambiente o la disminuyen considerablemente.
Si bien no hay duda que la calefacción central es una alternativa sana, también es la menos eficiente y una de las más caras. Por otra parte, las de tiro balanceado no son dañinas para la salud ya que se conectan con el exterior, hacen la combustión en una cámara hermética y los gases son eliminados hacia afuera. Pero ojo: todas las estufas que tienen llama en cámara abierta, consumen oxígeno y contaminan el interior del hogar.
De esta manera, y sin saberlo, los habitantes de una casa sufren inflamaciones e irritaciones de las vías respiratorias las que, finalmente, se convierten en un caldo de cultivo para las infecciones virales o bacterianas. “Náuseas, dolores de cabeza, fatiga, neumonías, problemas bronquiales, reacciones alérgicas, irritación de las mucosas, asma bronquial, enfermedades al corazón en adultos y hasta muerte por asfixia, son algunos de los efectos que tiene la contaminación de estufas en las personas”, comentan los especialistas.
Todas las estufas con llama o catalíticas:
- Consumen oxígeno.
- Elevan el polvo en suspensión.
- Producen gases y partículas tóxicas producto de la combustión.
- Algunas secan el aire, por lo que resecan las vías aéreas.
- Otras producen mucha humedad, lo que desarrolla hongos invisibles al ojo humano que favorecen el desarrollo de enfermedades respiratorias.
Tips para un invierno sano
- Si tienes una estufa a parafina, de gas o catalítica, préndela en el exterior y déjala ahí por 15 minutos.
- Mantenla encendida sólo por unas horas y en un recinto ventilado hacia el exterior.
- Nunca apagues las estufas dentro de la casa.
- Ventila diariamente las habitaciones.
- Mantén en buen estado tus estufas con sus mantenciones al día.
- No levantes polvo al barrer y no olvides limpiar diariamente el polvo que se deposita en las estufas.