No sólo se debe dormir entre siete y nueve horas cada noche, la calidad de este sueño también deben ser adecuado para un estado óptimo de la salud.
¿Sabías que si duermes pocas horas pueden aumentar tus niveles de insulina y cortisol? Incluso, esta falta de sueño podría ser responsable, en parte, del aumento de peso.
Distintos estudios a lo largo del tiempo han demostrado que la falta de un sueño de buena calidad y en un número de horas adecuadas tiene un impacto negativo en el control metabólico, el apetito y el gasto energético de los individuos. El metabolismo de hormonas relacionadas con la diabetes, la obesidad y la hipertensión se descontrola y aumentan los riesgos de sufrir estas enfermedades o de agravar la condición de salud cuando éstas ya están diagnosticadas.
“Dormir es una necesidad fisiológica básica, como comer y beber agua, que permite una adecuada reparación de los tejidos, promueve el crecimiento, la consolidación de la memoria y el aprendizaje”, explica el doctor Jorge Jorquera, broncopulmonar del Programa de Trastornos Respiratorios del Sueño de Clínica Las Condes.
Tiempo y calidad de sueño son fundamentales
“El número de horas de sueño necesarias para descansar varía de una persona a otra. En promedio,
un adulto requiere entre siete y nueve horas de sueño y ojalá
se mantenga un horario de sueño habitual, para no alterar el ritmo circadiano, que es una especie de reloj biológico que determina los ciclos de sueño y vigilia”, insiste el doctor Jorquera.
Por eso, las personas que trabajan con sistemas de turnos o viajan largas distancias en avión a través de varias regiones horarias
pueden sufrir cansancio, fatiga e irritabilidad, aunque el número de horas de sueño sea adecuado.
Desregulación metabólica
Si no se duerme el tiempo suficiente se reduce la sensibilidad del organismo a hormonas como la insulina y el cortisol. La insulina es una hormona segregada por el páncreas hacia la sangre y
es clave para que la glucosa (azúcar) ingrese a las células del cuerpo y sirva de combustible para generar energía.
“El cortisol es la principal hormona que aparece al haber una ‘situación de urgencia’ que afecte a nuestro organismo, por ejemplo, frente a la amenaza de daño por falta de oxígeno, ésta favorecerá la llegada de sangre, oxígeno y nutrientes a los órganos nobles, como el corazón y el cerebro, con la intención de proteger su integridad en desmedro de los demás órganos del sistema”, explica el
doctor Verner Codoceo, diabetólogo de Clínica Las Condes.
En ocasiones, durante un “sueño enfermo” o patológico se observa una baja progresiva de la respiración,
llegando a un breve momento en que simplemente no se respira, esto es lo que llamamos “apnea”, señala este especialista. “Durante ese tiempo no llegará oxígeno a la sangre y se acumulará el CO2 que debería ser eliminado. La ausencia de oxígeno supone una gran urgencia y, por lo tanto, se activará la secreción de cortisol”, declara el doctor Codoceo.
Los últimos estudios han demostrado que
cuando hay cortisol, la respuesta a la insulina por parte de las células disminuye y, por lo tanto, la glucosa no ingresa a las células, permanece en la sangre y luego se transforma en grasa para su depósito, o sea, aumento de peso u obesidad, insiste el diabetólogo.
Otras investigaciones han demostrado que
las personas sometidas a restricción de sueño o que trabajan con sistema de turnos tienen más riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.
¿Cómo saber si su sueño es el adecuado?
“
Hay que preguntarse si amanezco cansado o somnoliento por la mañana, si duermo más los fines de semana. Como el sueño es una necesidad fisiológica, habitualmente cuando se duerme en promedio dos horas más los fines de semana significa que existe una deuda de sueño que se trata de recuperar. Si a pesar de que duermo lo suficiente sigo con somnolencia en el día,
es posible que exista algún problema relacionado con el sueño y se debe consultar”, cuenta el doctor Jorquera.
Apnea del sueño y ronquidos
La
apnea del sueño se produce por un colapso de la faringe, obstruyendo el paso del aire y comprometiendo la oxigenación del individuo. “Los pacientes que presentan apnea del sueño muchas veces consultan por
ronquido intenso entrecortado, episodios de apneas presenciadas por la pareja y somnolencia diurna, lo que puede acarrear mayor riesgo de debutar y agravar las enfermedades metabólicas”, indica el doctor Jorge Jorquera.
Roncar también es un factor de riesgo para las complicaciones metabólicas, porque afecta la calidad del sueño. “Se sabe que roncar en forma regular por un período de 10 años incrementa el riesgo de diabetes entre dos y siete veces”, señala este especialista broncopulmonar.
Los fenómenos de caída de la oxigenación y recuperación de ésta en pocos segundos (denominada hipoxia intermitente) tienen consecuencias metabólicas muy significativas en el hígado, músculos, vasos sanguíneos que acumulan lípidos,
alteran el perfil lipídico (triglicéridos y colesterol) y aumentan el efecto aterogénico. Además, se altera también la
grelina y leptina, provocando el mismo efecto que dormir pocas horas,
afectando el control del apetito.
“En los trastornos metabólicos y la apnea del sueño existiría un círculo vicioso que se explica por el aumento de peso, ronquidos, interrupción de la respiración (apnea), somnolencia diurna y agravamiento de los trastornos respiratorios del sueño y de las alteraciones metabólicas, lo que indica que
esta es una enfermedad sistémica más que alteración sólo a nivel local”, explica el doctor Jorquera.
En estos casos, lo ideal es tratar el origen del problema, que
muchas veces ocurre producto de malos hábitos alimentarios y sedentarismo, que conllevan a la obesidad y, además, tratar de interferir en cada uno de esos puntos, las apneas y los trastornos metabólicos asociados.
Cuándo consultar
Las personas deben consultar cuando experimentan
excesiva somnolencia diurna (sueño en situaciones inadecuadas, mientras ve televisión, lee o conduce su vehículo), cuando tienen trastorno de ánimo, irritabilidad o disminución de la libido. También si los ronquidos
dificultan el dormir de la pareja, alteran su dinámica y si observan pausas respiratorias (apneas) mientras duerme.
Para diagnosticar la apnea del sueño se puede utilizar un examen llamado
“poligrafía respiratoria”. Se trata de una prueba ambulatoria, no invasiva y más cómoda para el paciente, que a través de sensores cardiorrespiratorios
se monitoriza la respiración y se evalúa la presencia o no de apneas durante el sueño, explica el doctor Jorquera.
Constanza Salas, kinesióloga de Clínica Las Condes y experta en estudios de sueño y equipos de ventilación a presión positiva, señala que los pacientes
se llevan esta máquina portátil a su casa y así el examen se puede realizar en un ambiente natural, en la propia cama del paciente, con su almohada y a la temperatura en que duerme habitualmente.
“El polígrafo es un equipo muy sencillo, pequeño y liviano, que se adapta al sueño regular de los pacientes. El examen busca una noche habitual para ver cómo duerme el paciente, a diferencia de la
polisomnografía, donde el estudio se realiza en la clínica”, aclara la kinesióloga.
Los resultados de la poligrafía respiratoria demoran un máximo de cinco días hábiles. Para solicitarlo, puede pedir hora directamente al correo
[email protected] y agendar.