Falta de fuerza, sueño, mareos y desmayos son parte de los síntomas de este trastorno.
Taquicardia, bradicardia, insomnio, falta de aliento, ansiedad, palpitaciones, presión sanguínea baja, mareos y hasta desmayos están entre los síntomas de la
disautonomía. Una serie de trastornos provocados por un mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo, responsable de regular funciones como el pulso, la presión, la temperatura y la respiración.
Si bien puede afectar a cualquier persona, las
mujeres son las más propensas –por cada hombre hay 20 mujeres que la padecen-, sobre todo jóvenes, aunque aún no está claro por qué.
El doctor
Christián Karmelic, cardiólogo de Clínica Las Condes, explica que la disautonomía se puede manifestar de muchas formas, siendo la más común la sensación de debilidad. “Los pacientes sienten la sensación de que se les acaba la energía, que al cuerpo le falta fuerza, sueño durante el día, en ocasiones cefaleas frecuentes”, indica el especialista.
Algunos episodios agudos se manifiestan por
fatiga y debilidad de rápida aparición, náuseas, sudoración y en ocasiones pérdida de la conciencia, agrega. “Habitualmente luego de un episodio de
pérdida de conciencia el paciente se recupera de a poco con mucha sensación de cansancio posterior”, dice.
Por compartir síntomas, suele ser confundida con otras enfermedades como la anemia, el
hipotiroidismo, hipoglicemias e incluso depresión, por lo que cada paciente debe ser
evaluado para descartar otras patologías antes de hacer diagnóstico de disautonomía. “El factor de riesgo más común es la historia familiar, es frecuente en personas más delgadas o puede aparecer luego de bajas de peso marcadas, por ejemplo, posterior a cirugía bariátrica”, sostiene el doctor Karmelic.
El tratamiento, en general, consiste en un
cambio de hábitos para llevar una rutina adecuada de ejercicio, además un alto consumo de líquidos, sal en la dieta, y medicamentos que deben ser evaluados caso a caso.