La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en las mujeres adultas. Si bien, es más frecuente en los hombres, cuando se presenta en las mujeres es más grave y deja mayores secuelas. Entonces, ¿cómo aprender a cuidar el corazón?
Por cada minuto que pasa, una mujer fallece en el mundo por un infarto al corazón, pues la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en las adultas. “Como históricamente se ha identificado como una enfermedad masculina, las mujeres tienen poca conciencia de ella”, señala la doctora Sonia Kunstmann, cardióloga de Clínica Las Condes.
La especialista recalca que las mujeres, además, consultan tarde: si existe fatiga, dificultad para respirar o dolor de pecho, lo atribuyen a una angustia o a un problema respiratorio y, en último lugar, a un problema cardiovascular. “Posponen sus síntomas por cumplir roles familiares o resuelven diez problemas antes de acudir a un servicio de urgencia”, explica.
Las hormonas
Durante la
etapa fértil, el corazón femenino está resguardado gracias al efecto del estrógeno, hormona que protege las arterias y los vasos sanguíneos. Sin embargo, con la llegada de la
menopausia esta protección se pierde: al disminuir el estrógeno se genera insuficiencia ovárica, aumento de peso y de colesterol.
En esa etapa también suele aparecer la hipertensión, que es muy frecuente después de los 50 años y uno de los factores de riesgo más importantes en la mujer, junto con los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, la diabetes y el tabaquismo.
Esta confabulación de factores, en concomitancia con la menopausia, vuelve más proclive a la mujer a sufrir enfermedad coronaria. Por eso es recomendable que cuando esté por concluir su edad fértil visite tanto al
ginecólogo como al cardiólogo para hacerse un chequeo cardiovascular. “A veces, para protegerla basta con que tome una aspirina al día”, señala la doctora Kunstmann.
¿Cómo se produce un infarto?
El
infarto se produce por la
enfermedad aterosclerótica, que puede manifestarse de dos maneras. La primera, y menos frecuente, es la enfermedad aterosclerótica crónica, que va tapando la arteria lentamente y suele provocar angina de esfuerzo o dolor en el pecho.
La segunda, responsable del 80% de los infartos, es la rotura de las arterias que tienen pequeñas
placas de colesterol y calcio. Ante un episodio de angustia, impresión o molestia que eleva la presión, o ante el aumento del azúcar en la sangre las arterias se contraen y las placas se fracturan.
Cuando la placa expone el material que contiene, el organismo reacciona tapándolo con un coágulo, que es el que obstruye el paso de la sangre y produce el infarto. Es importante reaccionar rápidamente: tiempo perdido es corazón perdido. Al taparse la arteria, el tejido del corazón que no está siendo irrigado empieza a sufrir y, a la larga, a morir.
Cerca de la mitad de las personas que sufren un infarto, nunca antes había tenido síntomas, por lo que es vital saber reconocerlos y consultar a tiempo.
Cómo prevenir
- Ser fumadora, diabética y tener el colesterol y la presión altos son los principales factores de riesgo cardiológico femeninos, pero son modificables con un adecuado manejo.
- La mejor manera de cuidar el corazón es con hábitos saludables: no fumar, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio de manera regular y comer sanamente.
- Conocer las cifras metabólicas permite tomar decisiones concordantes y preventivas: las medidas ideales de la presión arterial son 140/90 mmhg; la glicemia normal es menor a 100 mg/dl y el colesterol normal, 200 mg/dl.
- Para identificar si una persona está en riesgo de tener un infarto, actualmente existen avances tecnológicos como el angiotac coronario, un examen no invasivo, disponible en Clínica Las Condes y que permite evaluar el estado de las arterias a través de un escáner.
- Al acercarse la menopausia, es recomendable que las mujeres visiten al ginecólogo y al cardiólogo antes de iniciar una terapia de reemplazo hormonal para que en conjunto definan el riesgo y beneficio de ella.
- Mujeres y hombres presentan síntomas diferentes ante un infarto. Mientras ellos suelen sufrir opresión en el pecho, sudoración y sensación inminente de muerte, en las mujeres la opresión puede darse en el pecho o en la espalda y va acompañada de una sensación de fatiga, desvanecimiento y palpitaciones, casi siempre sin sudoración.
- Una de cada dos mujeres muere por problemas al corazón y sólo una de cada 30 por cáncer de mama.
- La edad promedio de infarto en las mujeres es de 68 años, pero a veces también afecta a las más jóvenes. La causa suele ser categórica: un estrés muy fuerte o una crisis biográfica que puede provocar vasoconstricción de las arterias y fractura de placas.