La presión alta no siempre se relaciona a la enfermedad crónica, por lo que siempre es necesario evaluarla.
La
hipertensión arterial es el aumento de la presión en los vasos sanguíneos, lo que puede afectar a todo el cuerpo. Se trata de una enfermedad silenciosa, por lo que la forma más fácil es haciendo el control de presión de forma periódica, sobre todo si tiene antecedentes familiares.
“Si mi madre es hipertensa y mi padre también, es probable que yo y mis hermanos lo seamos. Debuta más o menos entre los 40 y 60 años”, explica el doctor
Fernando Pineda, cardiólogo Clínica Las Condes.
A pesar de su silencio, hay ciertos
síntomas que pueden relacionarse con un
alza en la presión, y si bien no siempre se producen porque se está frente a la
hipertensión, en cualquier caso, hay que evaluarlo.
Síntomas de hipertensión arterial
Dolores de cabeza:
Es una consulta frecuente ir al
servicio de urgencia por dolor de cabeza y que le detecten 150/90 de presión, un nivel alto, pero que no necesariamente puede ser por hipertensión, sino que puede ser una reacción frente al estrés. En ambos casos hay que consultar, pues el doctor podrá evaluar en base a la historia del paciente y probablemente algunos exámenes. La mayoría de los pacientes relatan el dolor de cabeza como un abombamiento.
Zumbido en el oído:
Puede estar relacionado con la presión, como también pueden ser algo del área otorrinolaringológica. Algunas personas, frente a un alza de presión, puede tener un pito y al bajar la presión desaparece. Para descartar, tómese la presión.
Destellos de luz:
Manchas azules, sensación de encandilamiento, auras también pueden ser síntoma de presión alta, así como también de algunas condiciones neurológicas.
Es importante saber si se es hipertenso o le sube la presión ante situaciones de estrés, en ambos casos hay tratamientos distintos. En el caso de la hipertensión, que es una enfermedad crónica, hay que tomar ciertas medidas, en general, relacionadas con hábitos, para evitar complicaciones, pues aumenta el riesgo cardiovascular.
Es clave
controlar el colesterol,
dejar de fumar,
controlar la diabetes si la tiene, y el
sobrepeso, este último porque además de ser factor de riesgo, hace que los medicamentos usados en el tratamiento tengan menos efecto por la masa grasa aumentada.