Se estima que al menos un 60% de la población chilena tiene un grado de várices y, para elegir el mejor tratamiento, el paciente debe ser estudiado.
En los hospitales públicos chilenos hay cerca de
2.000 personas esperando por una cirugía para tratar las
várices, mientras que en los centros institucionales alrededor de 800. Por ello, el doctor
Manuel Espíndola, cirujano vascular de Clínica Las Condes, asegura que se trata de un problema de salud pública.
“Se estima que al menos un 60% de la población chilena tiene algún grado de várices, siendo las mujeres las más afectadas”, señala el cirujano vascular.
El asunto es más que un problema estético, se trata de una anomalía que produce que las venas que llevan sangre desde los pies al corazón dejen de funcionar bien y la sangre en lugar de subir, se devuelve.
En muchas ocasiones son
molestas,
dolorosas y pueden desencadenar
problemas vasculares más o menos severos. “Es un trastorno de mal funcionamiento del sistema venoso que se forma por la alteración y/o pérdida de la elasticidad de las paredes de las venas de las piernas, las que se dilatan o inflaman de manera irreversible”, explica el especialista.
Además, agrega que “las várices van formando una especie de maraña de color morado u azuloso debajo de la piel, que se puede ver en cualquier territorio de las piernas, siendo más frecuente en la parte posterior de las pantorrillas o por la cara interna de las piernas", agrega.
Causas de las várices
De acuerdo con el doctor Espíndola, en el 70% de los casos, las várices se deben a problemas con la
vena safena. El manejo ideal en un paciente con várices debe incluir el tratamiento de esta vena madre y la extirpación de las várices visibles.
Por otro lado, hay un 30% de otras causas como
várices pélvicas, de origen profundo o por
venas penetrantes o insuficientes que están a lo largo de toda la extremidad, y eso hay que determinarlo antes del tratamiento.
Un buen diagnóstico de várices es clave para el tratamiento
Existen varias posibilidades para tratar las várices, los que han mejorado con el tiempo dando mejores resultados y menos molestias para el paciente. Sin embargo, antes de escoger uno es imprescindible realizar un estudio individualizado de cada paciente para elegir el más adecuado para cada caso.
“Es importante hacer un estudio vascular correcto con
ecografía doppler, y de la persona en general, tomando en cuenta su historia clínica”, explica el doctor Espíndola.
La
ecografía doppler debe ser realizada por un especialista y tomada de pie con el fin de observar los
puntos de reflujo de la sangre y hacer el mapeo venoso, marcando los sitios donde está la insuficiencia o las causas que la generan.
En la mayoría de los casos, las várices en las piernas son alimentadas por una vena madre, llamada
vena safena interna, que va desde el tobillo a la ingle. En la cirugía tradicional, ésta era extirpada, lo que provocaba hematomas y una recuperación lenta, lo que en la actualidad ha cambiado con la utilización de un pegamento biológico para tratarlas con rapidez.
La
termo obliteración con radiofrecuencia o láser es una opción que aún se utiliza y consiste en introducir un catéter que en su extremo produce calor a través de la modalidad de radiofrecuencia o luz de láser. A medida que se va retirando, el catéter quema y reseca la vena safena, terminando sin flujo. Una vez efectuado esto, se procede a extirpar las venas varicosas distribuidas en la pierna, a través de micro incisiones, no requiere puntos.
¿Necesito cirugía para mis várices?
"Aún existe la creencia de que la operación de várices es cruenta y de difícil recuperación, pero las técnicas quirúrgicas actuales permiten
procedimientos ambulatorios que no afectan la actividad diaria de los pacientes", señala el cirujano vascular.
En la actualidad, lo que más se utiliza es Venaseal, un pegamento biológico para tratar con rapidez y eficacia las várices.
Mediante ecografía, el médico guía un pequeño catéter a través de un sitio de acceso pequeño en la piel hacia la vena enferma, y la cierra. Una vez que la vena enferma se cauteriza, la sangre es inmediatamente redirigida hacia las otras venas sanas de la pierna.
A diferencia de otros tratamientos, no requiere anestesia tumescente (que se inyecta en la pierna a través de múltiples pinchazos de aguja), ni sedación anestésica, por lo cual los pacientes pueden volver a sus actividades normales inmediatamente después del tratamiento. Y, a diferencia de los procedimientos basados en el calor, no hay riesgo de quemaduras de la piel o daños en los nervios.
“Cabe mencionar que con el uso de láser, radiofrecuencia y cauterización con Venaseal, la recuperación postoperatoria en los pacientes operados de várices ha mejorado drásticamente, pudiendo muchos de ellos operarse con anestesia local, irse el mismo día a su casa y volver al trabajo dentro de un período mucho más corto que con el tratamiento clásico”, enfatiza el doctor Espíndola.