Deshidratación por Diarreas
La diarrea se presenta como un cambio en la frecuencia, características y volumen de las deposiciones –al aumentar su contenido de agua– que en su mayoría se debe a un cuadro infeccioso. Las deposiciones son más líquidas, tienen un olor molesto y pueden presentar mucosidades e incluso sangre.
Qué hacer
En términos generales, no es necesario administrar medicamentos, ya que la mayoría de los cuadros de diarrea aguda son virales y autolimitados (duran alrededor de 5 a 7 días).
Nunca administrar antiespasmódicos sin indicación médica, ya que la diarrea es un mecanismo de defensa que tiene el organismo para expulsar el germen.
Lo más importante es mantener a la persona bien hidratada, para lo cual resultan recomendables las sales rehidratantes que se venden en farmacias y que tienen la proporción justa de sodio y glucosa necesaria para restablecer el equilibrio de electrolitos.
También es bueno evitar las bebidas y los jugos artificiales o naturales ya que sólo contribuyen a aumentar el volumen de la diarrea.
Respecto de la alimentación, no es necesario hacer grandes cambios ya que el enfermo debe seguir recibiendo nutrientes. Evitar frutas y verduras. Si el niño es un lactante materno, debe continuar amamantando a pesar de padecer una gastroenteritis aguda.
Acudir a un Servicio de Urgencia en caso de:
- Malestar general.
- Disminución o ausencia de orina (en una o más mudas en el caso de los niños), menor salivación, ausencia de lágrimas y palidez, principales indicios de deshidratación.
- Más severo aún es cuando se observa la presencia de “pliegue cutáneo”, esto es, cuando la piel parece haber perdido su elasticidad normal debido a la falta de agua.
SIGNOS DE DESHIDRATACIÓN
La deshidratación es el gran desafío en un cuadro de diarrea aguda. Una hidratación adecuada, es decir, reponer correctamente la pérdida de líquido –especialmente con la administración de sales rehidratantes– favorece el pronóstico y evita posibles complicaciones.
En el caso de una deshidratación leve, lo importante es asegurar la ingesta de agua con sales de rehidratación, en pequeñas porciones (cucharadas o sorbos) y frecuentemente.
En los casos de deshidratación moderada o severa, se debe acudir al Servicio de Urgencia para estabilizar al paciente por medio de la administración endovenosa de volumen y, además, estudiar la causa de la deshidratación.
Deshidratación leve a moderada:
- Boca seca, falta de apetito, sensación de fatiga.
- Llantos con pocas o ninguna lágrima.
- Comportamiento inquieto en un lactante.
- Aparición de sangre o exceso de mucosidad en deposiciones.
- Menos de cuatro pañales mojados por día en un lactante (más de cuatro a seis horas sin mojar el pañal en un lactante menor de seis meses).
- No orinar durante seis a ocho horas en un niño.
- La fontanela se ve más plana de lo habitual o un poco hundida en un lactante.
Deshidratación grave
- Boca muy seca y pastosa (parece “pegajosa” por dentro).
- Piel seca, arrugada o pálida (especialmente en el abdomen y la parte superior de brazos y piernas).
- Inactividad o disminución del nivel de alerta.
- Debilidad.
- Ojos hundidos.
- Fontanela hundida en un lactante.
- Desorientación o somnolencia excesivas.
- Respiración profunda y rápida.
- Más de seis a ocho horas sin orinar en un lactante.
- Más de ocho a diez horas sin orinar en un niño.
- Pulso rápido o debilitado.
Para tener en cuenta…
Las sales de hidratación son la única forma de tratar a un niño en la casa. Tienen electrolitos y si se les da esta solución helada con un poco de sucralosa (no con azúcar), es muy probable que sea bien tolerada.
Las bebidas hidratantes para deportistas no sirven en caso de diarreas, ya que contienen azúcar, colorantes y mucha osmolaridad. Esto significa que tienen una gran cantidad de partículas por volumen, lo que atrae el agua y causa más diarrea. Lo más efectivo son las soluciones salinas que se venden en farmacias.