La vacuna contra la influenza sigue siendo la mejor prevención para esta enfermedad. No contar con ella te arriesga a sufrir un cuadro más grave.
En junio del año 2009 comenzó a circular una nueva cepa de influenza, la que fue bautizada como gripe porcina al ser un virus recombinante entre una cepa humana, aviar y porcina. En poco más de dos meses la nueva cepa A (H1N1) se distribuyó ampliamente por todos los continentes, y Chile no fue la excepción.
Desde entonces, el virus -que en algún momento causó una pandemia- sigue circulando junto con las otras cepas de virus influenza. Como nuestro país es un lugar de clima templado, indica el doctor Reinaldo Rosas, infectólogo de Clínica Las Condes, este tipo de virus circula en mayor cantidad en el invierno.
"Cuando recién aparece, al ser un virus nuevo, la especie humana no tiene memoria de este virus, por lo que no existen anticuerpos específicos contra él. Entonces, no sólo las personas de edad extrema son más susceptibles de contagiarse y tener una enfermedad grave, sino toda la población. Esto hizo que ese año viéramos muchos más casos en gente joven y sana", dice el especialista.
Algo similar ocurre todavía hoy en personas que se enfrentan a este virus por primera vez, o que no tienen una inmunidad de larga data para este virus nuevo. "A pesar de que hayan pasado varios años, no toda la población se infecta y va quedando gente susceptible", explica el doctor Rosas.
Específicamente este año, en Chile ha predominado la circulación del virus influenza A (H3N2), aunque en forma leve, también ha estado circulando la cepa A (H1N1).
Para ambas enfermedades, dice el infectólogo, los tratamientos son básicamente los mismos: a los pacientes se les indica antiviral, tratamiento de soporte (ventilación mecánica) y en los casos más graves se puede llegar a necesitar un pulmón artificial (circulación extra corpórea, ECMO). "Todo esto no depende sólo del virus, sino también de la respuesta inflamatoria de las personas. Muchas veces es nuestro propio sistema inmunológico el que genera la reacción grave contra el virus, cada individuo responde de distinta manera", insiste doctor Rosas.
Vacuna contra la influenza
La circulación de los virus influenza, permite que en nuestro hemisferio podamos contar con una vacuna que protege contra las cepas de este virus que más circularon en el hemisferio norte durante su temporada de invierno.
Esto nos da una ventaja: quienes se vacunan pueden prevenir situaciones catastróficas, ya que la vacuna ayuda a que el cuerpo genere sus propios anticuerpos que son los que finalmente, nos defenderán del virus.
"En todo el mundo, se realiza un seguimiento del virus. En Chile vigilamos la influenza y las neumonías por influenza. Las personas que se contagian con influenza pueden morir por esta causa, pero la mayoría se muere por las enfermedades secundarias que ocurren después de la influenza, como las neumonías bacterianas, por ejemplo. Por eso, si yo estoy vacunado puedo evitar esa mortalidad, porque lo que previene la vacuna son las complicaciones graves de la influenza. Si yo estoy vacunado, igual me puedo enfermar. La vacuna es protectora en un 60% aproximadamente en las edades extremas, pero si me enfermo, no me voy a hospitalizar: puedo tener un cuadro más leve", explica el doctor Reinando Rosas.
Quienes no se vacunan, están expuestos a que el virus produzca una reacción inflamatoria severa en el pulmón. "Incluso, algunos pacientes, pueden hacer una falla respiratoria catastrófica en que el pulmón no es capaz de oxigenar en nada la sangre, ni siquiera con la ayuda de la en ventilación mecánica al 100%", dice el infectólogo.
Según el especialista, la utilidad de la vacuna es proteger a los grupos vulnerables, pero si más personas se vacunan, hay más gente que no diseminará el virus, lo que se conoce como efecto rebaño. "Vacunándonos, es menos probable que ocurra que una persona se agrave producto de una influenza", agrega.