La fibromialgia no es sólo un dolorcito pasajero. Es un padecimiento muchas veces incomprendido. Sepa cómo enfrentarlo y conozca los últimos descubrimientos para tratarlo.
“Duermo bien... pero amanezco mal”, “siempre me duele todo”, “se me duermen las manos y las piernas”. Son algunas de las frases más habituales entre los pacientes que tienen el síndrome conocido como “fibromialgia”. Le ocurrió a una psicóloga de 48 años que, por su profesión, prefiere mantenerse en el anonimato: “Me dolía la espalda, el cuello, los brazos. Estaba totalmente contracturada, me costaba levantarme en las mañanas, incluso se me hacía difícil hablar por teléfono cuando se me dormían las extremidades. Me llegó a doler la cara; no una muela, sino la cara entera”.
Aunque no está definida como una enfermedad propiamente tal, pues no posee características patológicas ni un agente causal determinado ni puede ser demostrada a través de exámenes de laboratorio, la fibromialgia es un padecimiento real e indesmentible pero a menudo incomprendido, que daña seriamente la calidad de vida. Afecta a siete mujeres por cada hombre y provoca frecuentes conflictos familiares.
“Te ven como una mujer neurótica que se queja todo el día. Nadie te cree. Te dicen que es estrés y pareces loca porque te vas de vacaciones y te sigue doliendo. Yo pasé por una infinidad de especialistas que me llenaron de ansiolíticos y antiinflamatorios. Sólo cuando llegué a Clínica Las Condes recibí un diagnóstico acertado y pude comenzar a tratarme”, dice la psicóloga que padece este síndrome.
Se ha descubierto que, a pesar de no tener características definidas, la fibromialgia es un disturbio en el procesamiento del dolor. Al observar el cerebro del paciente con fibromialgia en estudios funcionales complejos –como resonancias magnéticas funcionales, que sólo se usan para estudios clínicos y no de diagnóstico- se aprecia que los centros del dolor están activados.
¿Cómo se caracteriza?
El síndrome se caracteriza por la presencia de dolor en 18 puntos específicos del cuerpo, entre ellos, la base del cuello, el codo y la parte medial de las rodillas. Si hay dolor en 11 puntos en forma persistente y difusa por al menos tres meses y a esto se suma una fatiga permanente y, ocasionalmente, síntomas neurológicos o cognitivos, como olvidos frecuentes y disminución de la capacidad para concentrarse, sensación de hormigueo y cambios de color en la piel, estamos frente a lo que se conoce como una fibromialgia. En ese caso se recomienda consultar a un reumatólogo para descartar enfermedades como la artritis y otro tipo de patologías reumatológicas, o hiper e hipotiroidismo.
"El tratamiento debe ser individualizado, algunos pacientes sienten alivio con la sola explicación de que en ningún caso se trata de una enfermedad grave, progresiva ni invalidante. Otros, requieren el manejo de un equipo multidisciplinario que ayude a desarrollar un tratamiento individualizado", explican los especialistas en Reumatología de Clínica las Condes.
No existen remedios mágicos y que, según la persona que sufre fibriomialgia, se pueden prescribir analgésicos simples, como el paracetamol, o relajantes musculares.
Los corticoides y los antiinflamatorios no esteroidales no sirven para aliviar la fibromialgia, puesto que no es una patología inflamatoria, en algunos casos es posible también prescribir algunos anticonvulsivantes que actúan como analgésicos más fuertes o de acción central. Estos comenzaron a utilizarse hace algunos años, con un resultado positivo para el 60 ó 65% de los pacientes. En algunos casos se requiere ayuda psicológica o psiquiátrica, y a menudo el paciente debe tomar antidepresivos, que se usan principalmente por su efecto sobre el umbral del dolor y no se prescriben necesariamente para una depresión.
El tratamiento tiene también un aspecto relacionado con la terapia física: masoterapia, ultrasonido o ultratermia, según el caso, y la práctica de ejercicios supervisados por un kinesiólogo. La actividad física debe empezar muy lentamente. En general, las personas con fibromialgia muestran un desacondicionamiento muy marcado porque han evitado el ejercicio debido a su malestar. "Para mí, fue clave hacer ejercicio: trote, natación y bicicleta, además de cuidar mi alimentación y de descansar adecuadamente. La falta de sueño me hace pésimo”, dice la psicóloga que trata su fibromialgia en CLC. “Pero lo más importante es que tu médico te comprenda; eso es un alivio”, agrega.