La etapa de transición antes de caminar implica una compleja red de conexiones neuronales.
El
gateo es la muestra del primer acto de alta complejidad del sistema motor para responder a la necesidad de exploración por parte del bebé, explica el kinesiólogo
Giancarlo Calcagno, del equipo de Neurología infantil de Clínica Las Condes.
“Los seres humanos somos completamente propositivos, esto quiere decir que
todo lo que hacemos responde una motivación, es así como desde el ámbito motor generamos conductas en respuesta a nuestro deseo de interactuar con el entorno, ya sea para satisfacer una necesidad, explorar o comunicarse”, señala el especialista.
El gateo, en ese sentido, sirve para responder a la necesidad de
exploración del niño hacia su entorno, lo cual es la base del desarrollo motor. Pero también estimula la coordinación entre los ambos lados del cuerpo, pues implica el acto sincronizado de las extremidades de forma alternada para su logro.
“En tercer lugar, permite que las
extremidades superiores de los niños se preparen para la carga de peso y sean capaces de soportar ante eventuales caídas que requieran el uso de los brazos para evitar golpes. Es también el único momento del
desarrollo motor donde la musculatura de las extremidades superiores es entrenada en tareas de carga (soporte de peso), dado que las extremidades superiores realizan funciones de tracción y movilidad por sobre la carga el resto de nuestra vida”, indica.
El gateo implica, además, una compleja red de conexiones neuronales. Si el niño no gatea muchas veces es porque han tenido poco tiempo de exploración libre, pues los adultos que lo cuidan tienden a poner todos los objetos de su atracción a su alcance, por lo que no tiene la necesidad de desplazarse para alcanzarlos.
“La aparición del gateo implica tiempo
de entrenamiento en la posición boca abajo para que los
brazos se fortalezcan de forma gradual. Hay casos de niños que no gatean porque su cabeza es un poco más grande que el promedio o porque sus brazos son débiles y no logran soportar todo el peso, sin embargo, estos niños realizan un tipo de desplazamiento en la posición boca abajo que es más cercano al piso y donde los brazos hacen menos fuerza: el arrastre”, dice el kinesiólogo.
Sí es sospechoso cuando la razón por la que el niño no se desplaza es la ausencia de alternancia en el movimiento de sus extremidades.